DiócesisHomilías

Anunciación del Señor. Jornada por la Vida (Catedral-Málaga)

Capilla de la Encarnación de la Catedral de Málaga. FOTO: S. FENOSA
Publicado: 25/03/2022: 1725

Homilía pronunciada por D. Jesús Catalá durante la Eucaristía celebrada en la Catedral de Málaga con motivo del Día de la Anunciación del Señor

ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR. JORNADA POR LA VIDA

(Catedral-Málaga, 25 marzo 2022)

Lecturas: Is 7, 10-14; 8, 10; Sal 39, 7-11; Hb 10, 4-10; Lc 1, 26-38.

La vida, don de Dios

1.- El profeta Isaías, en nombre de Dios, ofrece un signo importante al pueblo de Israel: «Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel» (Is 7, 14).

Una nueva vida en el seno de una mujer es un don de Dios, un signo de amor y de esperanza. No se comprende que la sociedad actual rechace la vida humana antes de su nacimiento; rechazar una vida humana es rechazar a Dios, que es Amor, y atentar contra la humanidad. Resulta un crimen horrendo en España asesinar a más de cien mil niños cada año en el seno de sus madres.

Una sociedad que no proteja la vida humana en todas sus manifestaciones, desde su concepción hasta su muerte natural, es una sociedad inhumana, que ha perdido el sentido sagrado de la vida.

2.- En esta solemnidad de la Anunciación del Señor la Iglesia celebra el misterio de la encarnación del Hijo de Dios; y, unido a este misterio, la Jornada por la Vida, cuyo lema de este año es: “Acoger y cuidar la vida, don de Dios”.

Dios, fuente de la vida, creó al ser humano a su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 27) para compartir con él su vida divina y hacerle feliz para siempre. Estamos llamados a la felicidad para vivir con Dios; y eso es lo que le da la felicidad al ser humano.

Después del pecado original, el misterio del Verbo encarnado expresa el gran amor de Dios-Padre que «tanto amó al mundo que entregó a su Unigénito» (Jn 3, 16) para salvarnos.

Dios envía a su Hijo porque ama al hombre, al que ha destinado a ser hijo suyo adoptivo y le invita a alcanzar la santidad (cf. Ef 1, 4-5).

3.- Para que Jesucristo se encarnara quiso Dios la colaboración de la humanidad, a través de la Virgen de Nazaret, María: «El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1, 28).

Después de manifestar ella sus dudas y turbamiento, el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús» (Lc 1, 30-31).

Y ella, sumisa y agradecida, responde: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38). En esta solemnidad de la Anunciación celebramos el «sí» de la Virgen María, que ha permitido abrir la puerta y los tesoros de la redención para la humanidad.

4.- María se convierte, de esta manera, en modelo de acogida y de cuidado de la vida como don de Dios. Ella supo acoger y cuidar a Jesús, el Hijo de Dios, luz del mundo y vida de los hombres (cf. Jn 1, 4), que vino para hacernos hijos de Dios (cf. Jn 1, 12).

Ella engendró al Verbo eterno de Dios por obra del Espíritu Santo, «lo esperó con inefable amor de Madre» (cf. Prefacio II de Adviento) y lo dio a luz, «lo recostó en un pesebre porque no había sitio para ellos en la posada» (Lc 2, 7).

Ella, junto a san José, su esposo, alimentó a Jesús en su infancia y lo defendió ante la persecución. Y en el hogar de Nazaret Jesús creció y aprendió (cf. Lc 2, 40; 2, 52).

Ella padeció la angustia ante el Hijo, que siendo adolescente se perdió en el templo (cf. Lc 2, 41ss), y de adulto padeció en la cruz. La vida de la Virgen María fue una acogida y acompañamiento permanente de su Hijo (cf. Obispos de la Subcomisión episcopal para la Vida, Mensaje para la Jornada de la Vida, 2. 25.03.2022).

5.- En esta Jornada por la Vida se nos exhorta a acoger y cuidar la vida humana como don de Dios, desde su concepción hasta su muerte natural.

Debemos acoger y cuidar la vida del ser humano, sobre todo en los momentos de mayor fragilidad y vulnerabilidad: antes de su nacimiento, en la enfermedad, en la vejez, en situaciones de explotación y abuso de la dignidad humana, en la esclavitud, la trata de personas, el maltrato, las guerras, las situaciones de enfermedad crónica.

Estamos llamados a ser testigos y centinelas del Evangelio de la vida, y defensores del derecho fundamental a la vida, en esta sociedad que permite legalmente la eliminación de la vida humana, porque persigue criterios económicos o utilitaristas y no valora la vida (cf. Obispos de la Subcomisión episcopal para la Vida, Mensaje para la Jornada de la Vida, 1. 25.03.2022).

6.- El papa Francisco ha alertado del invierno demográfico en que nos encontramos, invitando a los esposos a ser generosos y a tener hijos (cf. Audiencia general, 5.01.2022). Recogiendo este deseo, invitamos a los esposos a procrear la vida humana como don de Dios.

En esta Jornada por la Vida acudimos a Nazaret, donde tuvo lugar la Anunciación y el Hijo de Dios se hizo hombre en las entrañas de la Virgen María. Lo celebramos en esta Catedral, dedicada a la Encarnación.

Aprendamos de la Sagrada Familia a ser centinelas del Evangelio de la vida, a acoger y cuidar de toda vida humana.

7.- En ese día el papa Francisco realizará el solemne “Acto de consagración” de la humanidad, y de manera especial de Rusia y de Ucrania, al Inmaculado Corazón de María. Al final de la Misa rezaremos la oración compuesta por el Papa para esta ocasión.

Este gesto de la Iglesia universal quiere expresar el grito de dolor de cuantos sufren e imploran el fin de la guerra y de la violencia, confiando la humanidad a la Reina de la paz.

El Papa pide al pueblo cristiano que dirija de modo unánime esta súplica a la Madre de Dios (cf. Carta, 21 marzo 2022).

Que Santa María, Reina de la Paz, nos ayude a valorar la vida humana, nos acompañe en nuestra misión e interceda por la paz en el mundo. Amén.

Más artículos de: Homilías
Compartir artículo