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Mal uso de las pantallas por jóvenes y abuso del alcohol en adultos, trastornos adictivos que deja la pandemia

Una joven consulta el móvil
Publicado: 07/12/2021: 3699

Proyecto Hombre

Proyecto Hombre Málaga presenta su memoria de trabajo durante el 2020 en el campo de las adicciones. Los datos han sido dados a conocer el sábado 18 de diciembre en el Ayuntamiento, con la presencia del Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, y del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, además de miembros directivos de la entidad. Su directora, Belén Pardo, habla de ello en esta entrevista

Consulta la memoria de Proyecto Hombre aquí a partir del sábado.

¿Qué dinámicas ha alterado el Covid en relación a las adicciones?
Hemos notado que ha habido mayor crecimiento de casos en los menores, y especialmente en lo relativo al uso de dispositivos electrónicos. Al pasar más tiempo juntos, las familias se han dado cuenta de las dificultades que tienen en su gestión del tiempo en relación a las nuevas tecnologías (móviles, redes sociales...) y al intentar controlarlo, se ponen agresivos. El programa qe más ha crecido ha sido este, y no solo en lo relativo al consumo de sustancias, sino a los trastornos de comportamiento por mal uso de las tecnologías, juegos online... Y a las familias se nos sigue escapando de las manos. Ahora mismo, está equiparado el número de menores por abuso de sustancias y el número de menores que acuden a nosotros por comportamientos disruptivos, fruto en parte de ese mal uso de la tecnología y del incorrecto control parental.

¿Cómo habéis seguido trabajando la prevención con los menores?
Al principio, los programas preventivos en los centros escolares también se adaptaron al formato online, acompañando al profesorado y a las familias, haciendo cambios para que pudieran trabajar desde casa: gestión emocional, habilidades sociales, información sobre consumo y mal uso de TIC, valores... Cuando ya se encuentra el problema sobre la mesa, trabajamos con toda la familia: con padres y madres ajustando roles, dándoles herramientas para que pongan límites conscientes y positivos y manifiesten el afecto de modo más saludable para todos, y con los menores, haciendo un planteamiento más educativo de su ocio, ayudándoles a gestionar mejor el tiempo, a aprender a demandar lo que necesiten de forma más sana para sus relaciones familiares y con sus iguales...

¿Cómo ha afectado a vuestro trabajo esta pandemia?
La pandemia nos trastocó mucho, porque tuvimos que cerrar durante los meses más duros del confinamiento, y estuvimos atendiendo a través de llamadas telefónicas y telemáticas individuales. Cuando vimos que se alargaba la situación, intentamos hacer grupos de autoayuda telemáticamente, tanto con los chicos y chicas como con las familias. La primera respuesta fue muy buena. La situación hizo que la gente estuviera más contenida, aunque los que peor lo llevaban eran los adolescentes y sus familias. Las restricciones al principio parecían dar un poco de tregua y muchas personas nuevas nos llamaban demandando ayuda. La cuestión es que cuando volvimos a abrir las puertas, esa curva se estabilizó, muchos de esos abandonaron los programas y nos encontramos que muchos procesos se habían paralizado. Nos dimos cuenta de que había más problemas en las casas de los que nos habÍan estado contando. Descubrimos que en lo presencial sabemos indagar mejor, pero en este nuevo medio se nos escapaban cosas. Hasta que no pudimos recuperar la actividad presencial para todos, familias y jóvenes, en agosto de 2020, no pudimos normalizar del todo. La motivación y el calor que se genera en persona no es ni de lejos comparable a lo que podemos hacer online. Ahora estamos funcionando como siempre, pero con todas las medidas de seguridad.

¿Ha cambiado vuestro estilo de trabajo?
Hay señales identitarias que hemos tenido que dejar: los abrazos, las muestras de afecto... Ahora prevalece la seguridad de las personas, pero en la medida de lo posible hacemos llegar ese signo distintivo de otra forma: abrazando con la mirada, con la escucha atenta, haciéndoles sentir que somos un espacio abierto, a pesar de las "barreras higiénicas"... tenemos una capacidad de resiliencia que ha salido a la luz más si cabe. Esa es la palabra clave de la memoria de este año de trabajo.

¿Cómo ha afectado toda esta situación al consumo en adultos?
La pandemia ha provocado un aumento del consumo de alcohol así como de apuestas y juegos de azar, a lo que era más fácil acceder en pandemia que a otros consumos. El estrés relacionado a la situación ha provocado también más recaídas, debido en muchos casos a la situación laboral más precaria que vive mucha gente debido a la crisis causada por el Covid.

¿Qué mensaje os gustaría hacer llegar a la sociedad?
Que seguimos aquí, más seguros y más abiertos que nunca, disponibles para la sociedad malagueña.

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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