NoticiaEntrevistas Fermín Negre: «Nos rezamos es una forma bella de decirnos te quiero» Fermín Negre, sacerdote diocesano y autor de la obra Publicado: 08/03/2021: 30321 Segunda edición Un mes después de publicarse la primera obra del sacerdote diocesano Fermín Negre, titulada "Muéveme", sale a la venta la segunda edición. Se trata de un libro que se gestó en pleno confinamiento por la pandemia del Covid-19, tras el encargo de la Delegación de Medios de Comunicación de ofrecer diariamente un comentario al evangelio del día en la web diocesana. «Hay mucho de mí en cada uno de ellos, pero los primeros párrafos del titulado «Los pecios del naufragio» son de los que más me conmueven» "Muéveme" es el título de su primer libro. Cada vez que veo su portada viene a mi memoria la canción del mismo nombre, que tanto cantamos, por cierto, en la experiencia vocacional diocesana Monte Horeb. ¿Por qué ese título? Como cuento en el autoprólogo del libro -el prólogo me lo ha regalado el jesuita José Mª R. Olaizola-, «el pez me representa. Está en continuo movimiento. Es resbaladizo, parece que va para allá, pero de repente hace un regate y se marcha en otra dirección. Se escabulle y hace movimientos súbitos. Continuamente en el agua. Es su hábitat. Vive, existe, se mueve en el agua. De profundidades, de bancos de peces, de escamas y espinas, de libertades, rocas y fondos, de olas y quietudes». Y otro pez -Ixcís- lleva muchos años cantando «Muéveme», el deseo de que no nos muevan los hilos de este mundo, sino el Espíritu de Dios. En el fondo, todo el libro es una invitación a dejar que Él mueva nuestros pasos en la vida. Un libro que se gestó en la pandemia, ¿es así? Así es. Yo andaba escribiendo otro libro. En el momento duro del confinamiento me pedisteis desde la Delegación de Medios que comentara el evangelio de lunes a sábado para la web diocesana. Cuando me quise dar cuenta, tenía un montón de material que había rezado y meditado. Le di una vuelta de calcetín y en vez de comentarios al evangelio se convirtió en un libro cóctel donde toco muchos temas diferentes a través de vivencias personales, inquietudes, reflexiones, anécdotas pastorales y un puñado de cuentos y oraciones, con humor y con amor. "El corazón de la sandía", "Sin cita previa", "La tienda de abajo", “Mi primer espárrago” son algunos de los títulos de los capítulos, ¿es una forma de abajar y llevar el evangelio con el lenguaje de hoy? Son títulos que responden a experiencias de mi propia biografía que, contempladas mucho tiempo después desde la mirada de la fe, te devuelven la hermosura de descubrir el paso de Dios en cada minúscula historia que has vivido. Nuestra propia vida es un yacimiento inagotable de la presencia de Dios y de su palabra. Con perspectiva uno ve cómo la mano de Dios ha estado acompañándote siempre, unas veces para empujarte, otras para levantarte y siempre para sostenerte. En cuanto al lenguaje, así lo explico en una de las páginas del libro: «Mis referencias son el Evangelio, la sociedad en la que estamos inmersos, la Iglesia que nos ha tocado vivir, el lenguaje de las nuevas tecnologías y pinceladas variopintas de mi propia vida. Y me encanta aderezarlo todo con citas. Soy mucho de libros, música, deportes, periódicos y películas, y amante de explorar nuevos vocablos». Un poco de todo eso es lo que te vas a encontrar. Su despedida "Nos rezamos" reconozco que me encanta. Explíquenos su sentido. Con estas dos palabras quiero expresar que al despedirnos vamos a sentir el gozo de acompañarnos y estar cerca a través del vínculo de la oración. En vez de decir «nos vemos», se me ocurrió decir «nos rezamos». Tú me rezas, yo te rezo. Yo rezo por ti, por la gente que amas y te preocupa, por las cosas que tienes entre manos y tú rezas por mí, por la gente que amo y me preocupa, por las cosas que tengo entre manos. Es una bella manera de decirnos te quiero y quiero tu bien. Quiero que mucha gente me diga ¡nos rezamos! porque al decirlo es una manera de comprometernos a tener en el corazón y en la oración el rostro de la otra persona. Es un modo de amar en la distancia haciendo que los corazones se sientan uno aunque estén a más de mil kilómetros de distancia. Te muestro mi cariño y mi cuidado por ti en el silencio de mi recuerdo y haciendo volar mi mente y mi alma hacia ti en presencia de Dios. Sí, definitivamente, me gusta. ¡Nos rezamos! ¿El capítulo que escribiera con más cariño, que le haya removido más? Hay mucho de mí en cada uno de ellos, pero los primeros párrafos del titulado «Los pecios del naufragio» son de los que más me conmueven. Cariño he puesto en todos y hay trozos de mí y de mucha gente en cada uno de ellos. ¿Y ahora qué? Pues, ahora con la pandemia y las restricciones perimetrales lo tenemos algo más complicado. Más que nunca es necesaria la creatividad, el soplo del Espíritu para abrir nuevas maneras de acercar el Evangelio a nuestros contemporáneos y, sobre todo, no dejarnos llevar por la tristeza y la desesperanza que a veces se nos cuelan al ver que esto se alarga. Yo, por mi parte, quisiera dejarme mover por ese Espíritu para seguir nadando a la intemperie en estos mares de la existencia. Como dice la canción, me gustaría que ese «muéveme, atráeme hacia ti desde lo profundo» fuera el movimiento único de toda la Iglesia para responder a la nueva época en la que estamos inmersos. Y también me moveré para compartir el libro, con todas las precauciones sanitarias, en modo “charla-reflexión” o “charla-retiro” allá donde me llamen. Comienzo por mi parroquia de San Manuel González y ya tengo otras parroquias y movimientos adonde acudiré, acompañado de otro miembro de Ixcís cuando sea posible, para enriquecer los encuentros con canciones. Quien se anime, solo tiene que llamarme y acordar un día.