Escucha aquí la entrevista con Eduardo Resa

Para Resa, la impresión de los sacerdotes que han abierto sus templos tras estos días de prueba antes del primer fin de semana es muy positiva: «todos estamos altamente satisfechos. Aquí, en el Corazón de Jesús, el primer día que abrimos tenía una reunión de Cáritas y cuando salí al templo me quedé gratamente sorprendido porque acudieron a la Eucaristía como unas 80 personas cuando aquí habitualmente los lunes venían 20 o 25».

Los fieles han manifestado su emoción al poder retomar el culto en su parroquia habitual: «Todos comentaban: "padre, ¡qué ganas de volver a verlo! No se puede imaginar lo que hemos echado esto de menos. Muchas gracias, porque todos los domingos hemos seguido la Misa por Facebook o por TeleMelilla el triduo pascual, pero no es igual". Una señora concretamente me dice: "dígame la verdad, padre, ¿el lunes puedo venir a Misa? Es que tengo mono. La sigo por televisión, pero no es igual". Recuerdo a una señora, ya un poco entrada en años, que solamente atravesar la puerta de la Iglesia cayó de rodillas en mitad del pasillo y con los brazos abiertos dijo: "¡Gracias Dios mío!". El problema fue luego levantarla, porque no había manera de hacerlo ella sola. No te puedes imaginar, ni medidas de distanciamiento social ni nada, tuve que enpeñarme yo en levantarla y me costó. Luego le tuve que regañar».

En cuanto a la medida de tomar la comunión solo en la mano, Resa afirma no haber tenido problema: «lo tuve antes del confinamiento con una señora que no se atuvo a mis explicaciones, pero luego vienen muchos fieles que no están habituados a tomarla en la mano y la están tomando así sin ningún problema. Han dado un ejemplo desde el primer día».