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El Vaticano anima a los sacerdotes y diáconos españoles

Cardenal Stella, prefecto de la Congregación para el Clero
Publicado: 11/05/2020: 17178

Con motivo de la fiesta de San Juan de Ávila, el Prefecto de la Congregación para el Clero, el cardenal Stella, dirige una carta a los sacerdotes españoles.

A través de la Comisión Episcopal para el Clero y los Seminarios de la Conferencia Episcopal Española, el Prefecto para el Clero de la Santa Sede ha querido hacer llegar su reconocimiento y ánimo a los sacerdotes y diáconos de España, que tanto ha sufrido los efectos del Covid-19.

En la misiva, el card. Stella recuerda a los más de cincuenta sacerdotes españoles que han perdido la vida a causa de esta pandemia. «El sacrificio de estos sacerdotes y de tantas otras personas, que han arriesgado y perdido su vida por llevar salud, alimentos, consuelo, esperanza... nos recuerda que Dios nos ha dado la vida para compartirla, para entregarla generosamente». escribe.

El prefecto reconoce la creatividad en la caridad pastoral del clero español para que el Pueblo de Dios haya sentido cerca a Dios en este tiempo, ayudándole a redescubrir aspectos importantes de la vida cristiana y de la vocación sacerdotal. «Esta dolorosa circunstancia nos ha ayudado a valorar la aportación de tantas personas anónimas por la salud y la supervivencia de todos los ciudadanos», afirma el cardenal Stella en su carta, «que todo ser humano necesita, además de recursos materiales y atención médica, espacios para poner nombre a sus sentimiento, luz y fuerza para seguir amando y confiando, para enfrentarse a la incertidumbre, a la enfermedad, a la muerte de seres queridos y al fin de la propia vida».

La carta termina con una invitación a sacerdotes y diáconos a mirar hacia el futuro, desde la caída de falsas seguridades, la necesidad de solidaridad, las preguntas por el sentido de la vida, y la evidencia de que «nuestras vidas están sostenidas por personas comunes, que no aparecen en portadas de diarios y revistas: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo», afirma citando la homilía del Santo Padre del 27 de marzo de 2020.

Reconociendo esta realidad, «amarga pero preñada de gracia», como un «despertador de amor» al estilo que enseñó san Juan de Ávila, el prefecto de la Congregación para el Clero de la Santa Sede invoca al Espíritu Santo para que sepamos aprovechar todos este kairos, especialmente renovados y atentos a quienes ya están sufriendo las consecuencias económicas de esta pandemia.

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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