La Iglesia Católica, junto a un grupo de melillenses, ha querido acompañar el último adiós a sus cuerpos.  En palabras del diácono Fernando Moreno «hemos querido darle la máxima dignidad a ese momento, expresar que no están solos, que hay personas que lloran su ausencia, que compartimos su dolor». En este sentido, Moreno afirma que «en algún lugar del planeta, sus seres queridos, sus familias llorarán su ausencia sin conocer nunca dónde están depositados sus restos mortales, sin poder cerrar la herida, sin conocer el final del drama de quienes llenos de esperanza arriesgaron su vida en bus de un futuro mejor, de una vida más digna».