"Llevo muchas cosas de Málaga en el corazón", expresaba Don Fernando Sebastián en una entrevista siendo aún arzobispo de Pamplona y Tudela. Pocos años más tarde, fijaba su residencia en Málaga tras ser aceptada su renuncia por razones de edad.

Desde entonces, Casa Diocesana se convirtió para él en mucho más que una casa: un hogar, una familia. Se preocupaba y compartía vida con los trabajadores de la casa, participaba en las actividades pastorales que este lugar acoge y cultivaba los muchos momentos compartidos con los jóvenes seminaristas que vivían y estudiaban junto a él.

Con motivo de su fallecimiento, la Casa Diocesana ha querido rendirle tributo con un sencillo pero original diseñó que muestra, dentro de un corazón, el escudo del cardenal y una bella panorámica de la Casa que fue su hogar en la Diócesis y cuya familia ha sentido tanto su muerte.