A las 10.00 de la mañana del viernes 25 de enero comenzaron a llegar las primeras personas a la iglesia capitular del Sagrario, que ha acogido la capilla ardiente del cardenal Mons. Fernando Sebastián.

Sus restos mortales fueron recibidos, en la víspera, por D. Jesús Catalá, quien rezó un responso ante el féretro junto a los vicarios generales José A. Sánchez Herrera y Antonio Coronado, así como una representación de los sacerdotes diocesanos.

Desde el primer momento del viernes malagueños de toda edad y procedencia se acercaron al templo para dar su último adiós a quien fuera administrador apostólico de la Diócesis de Málaga de 1991 a 1993. Tras permanecer abierta todo el viernes hasta las 21.00 horas, continúa el sábado, 26 de enero, desde las 10.00 horas hasta el traslado del féretro a la Santa Iglesia Catedral, donde se celebra la Misa Corpore Insepulto, a las 12.00 horas. Tras la misma, recibirá sepultura en dicho templo.

Son numerosos los fieles que se están acercando para rezar unos minutos en silencio y expresar sus condolencias a sus amigos más próximos, ya que D. Fernando supo ganarse el corazón de los malagueños desde que en el año 2007 decidiera fijar su residencia en Málaga. También ha querido estar cerca en estos momentos el alcalde de Málaga, D. Francisco de la Torre, quien asistió al responso rezado por D. Jesus Catalá, en torno a las 13 horas del viernes.

MENSAJES DE CONDOLENCIA

Nada más conocerse a noticia de su fallecimiento, las redes sociales comenzaron a llenarse de palabras de agradecimiento y cariño hacia el cardenal Sebastián, que a los pocos minutos de su fallecimiento era uno de los temas más comentados a nivel nacional, llegando a ser trending topic en Twitter. El secretario general de la Conferencia Episcopal, Mons. Luis Argüello, escribía nada más conocer la noticia: «La Iglesia española da gracias al Señor por haber contado con un apóstol como D. Fernando Sebastián e implora su misericordia para que pueda cantar eternamente la gloria de Dios».

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, afirmaba en esta red social que «es el momento de agradecer la labor tan positiva del Cardenal D. Fernando Sebastián en los años difíciles de la transición, colaborando con el Cardenal Tarancón y también como Secretario de la Conferencia Episcopal Española en los años 80. En los 90 sirvió y amó a Málaga. dep».

Mons. José M. Gil Tamayo, obispo de Ávila: «damos gracias a Dios y a la Virgen María por el cardenal Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona, misionero del Corazón de María, apóstol y evangelizador infatigable, teólogo eximio,que hoy ha sido llamado por Dios a su presencia. Gracias, D. Fernando! ¡Descanse en paz!».

El obispo de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, «se nos fue D. Fernando Sebastian. Un hombre, un sacerdote, un obispo del que muchos hemos aprendido y gozado de su amistad. Lo encomendamos al Señor para que le conceda la paga de los buenos pastores».

El arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo, ha hecho públicas también sus condolencias, expresando: «Don Fernando Sebastián fue un hombre de una profunda espiritualidad, de una gran inteligencia. Tal vez la cabeza, conjuntamente con algún que otro cardenal, mejor equipada de la Conferencia, y mejor formada de nuestra Conferencia. Prestó grandes servicios a la Iglesia en la Transición como colaborador estrecho del cardenal Tarancón».

El arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, lo ha definido públicamente «como un hombre de Iglesia con un amor profundo al Cuerpo de Cristo; con una certeza grande de que la vida de la Iglesia no sobrevive, no se seculariza, se mundaniza, se destruye por dentro a sí mismo cuando pierde el horizonte de la vida eterna y de la esperanza escatológica en Jesucristo. Es decir, que Jesucristo no es sólo nuestro origen, porque hemos sido creados por Él, sino también nuestra meta, porque hemos sido creados para Él».

Y desde Panamá, donde está participando en la JMJ, el cardenal Carlos Osoro ha enviado un tuit diciendo: «Gracias por tu amistad, por tu enseñanza, ejemplo, palabra y entrega al servicio de la Iglesia en España». 

La Fundación Pablo VI, que le otorgó la Medalla de Oro en 2002 y de la que fue presidente durante 6 años «Oramos por su alma y expresamos nuestra gratitud por su vida de entrega a la sociedad y a la Iglesia».

Todo ello, junto a numerosos comentarios de cariño y agradecimiento de personas anónimas a nivel mundial.