DiócesisComentario al Evangelio

Comentario al evangelio del Domingo II de Cuaresma

Publicado: 19/02/2016: 1413

El párroco de Alozaina, Casarabonela y Tolox, José Luis Bellón, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo II de Cuaresma.

El santo rosario

Apenas hemos comenzado el camino cuaresmal, que nos llevará a lo alto del monte Calvario, uniéndonos al Redentor que carga con la cruz del mundo; vamos antes, junto con aquellos afortunados discípulos, Pedro, Santiago y Juan, a lo alto de otro monte: el monte Tabor. En el mismo camino hacia Jerusalén, son para nuestra fe fundamentales estos dos anuncios del Señor: la muerte y la resurrección. Por tanto, todo lo que dice la Escritura ha de cumplirse. Después, Jesús será el verdaderamente resucitado y el Espíritu Santo habrá inundado con su luz a los doce que, reunidos en el Cenáculo con María, recordarán y entenderán lo que vivieron en el camino todo lo que el Señor quería decir. Es entonces cuando Pedro dirá: según su promesa, nosotros aguardamos un cielo nuevo y una nueva tierra. Solo después de que los miedos y las dudas son transformados por el Espíritu del Señor en un testimonio unánime, pueden afrontar la misión de anunciar esto que ha sucedido al mundo entero. En esta fe, muchos fieles contemplamos estos días el santo rostro del Nazareno, el rostro lleno de heridas de Cristo, sin dejar de confesar su transfiguración: eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia, tus heridas nos han curado. Es el rostro de Nuestro Señor, en el cual vemos ya, desde este segundo domingo de Cuaresma, la luz de la Pascua: pasión, muerte y resurrección. En tu divino rostro está la pasión de los que sufren, de la entera humanidad. Por eso sabemos que está también la gloria futura. Por eso rezamos con toda la Iglesia: «te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz has redimido al mundo».

Diócesis Málaga

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