NoticiaDiócesis «No se puede construir sobre cualquier fundamento» Templo parroquial de Stella Maris Publicado: 23/07/2015: 9964 «Damos gracias a Dios por estos largos años en los que la parroquia Stella Maris ha estado ofreciendo a los fieles malagueños los sabrosos pastos divinos, que llenan su alma y les hace vivir en sintonía con Dios». Son palabras de Mons. Catalá durante su homilía con motivo de la Dedicación del templo parroquial Stella Maris de Málaga quien también advirtió de que no se puede construir sobre cualquier fundamento o de cualquier manera. Como recoge la propia homilía, el templo de Stella Maris, fue construido hace cincuenta años: «La parroquia fue erigida por el obispo Ángel Herrera Oria el día 8 de diciembre de 1953. Y el día 25 de octubre de 1957 el P. Gerardo de Jesús María se hizo cargo de la parroquia encomendada a los PP. Carmelitas Descalzos. Se colocó la primera piedra en 1961. Y el 25 de marzo de 1965, con asistencia de tres Provinciales y más de treinta carmelitas, se bendijo la nueva iglesia bajo el título de Santa María de Belén. Posteriormente se denominó “Stella Maris”». El obispo de Málaga ahondó en la metáfora de la parroqia como el prado de fresca hierba del salmo: «La parroquia de Stella Maris es como un verde prado, donde las ovejas, es decir, los fieles cristianos, pastorean, descansan y se alimentan con pastos exquisitos. Aquí nacen a la vida divina como hijos de Dios los que reciben las aguas bautismales; aquí acuden a recibir el perdón de sus pecados numerosos fieles, para ser purificados con la gracia del perdón; aquí se acercan los fieles cristianos a escuchar la Palabra de Dios, que ilumina sus vidas y les alimenta con su doctrina; aquí se allegan de muchos lugares de la diócesis para celebrar la Eucaristía y alimentarse con el Pan de vida eterna». El prelado dirigió, asimismo, palabras de agradecimiento a los Carmelitas Descalzos, que sirven en la parroquia desde su creación: «Agradecemos a todos los padres y hermanos carmelitas descalzos, que han ejercido su ministerio sacerdotal en este tiempo, cuidando del rebaño de Dios encomendado a su cuidado solícito». Finalmente, D. Jesús Catalá hizo referencia al sentido de la dedicación del lugar de culto: «El templo parroquial, que hoy vamos a dedicar al Señor, nos recuerda que somos templos del Espíritu Santo, piedras vivas que forman la construcción: «¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?» (1 Co 3, 16). No se puede construir de cualquier manera y sobre cualquier fundamento: «Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo» (1 Co 3, 11). Solo Jesús, el Señor, es quien ha fundado su Iglesia y la sostiene con los pilares de los apóstoles y sus sucesores. Cada uno de nosotros somos las piedras vivas de la Iglesia, que armónicamente colocadas en su correspondiente lugar por el arquitecto, formamos el edificio de Dios» (cf. 1 Co 3, 9). Homilía completa