NoticiaEntrevistas Gabriel Leal: «La Escuela es más importante hoy que hace 25 años» Gabriel Leal, director de la Escuela Teológica "Beato Manuel González" · Autor: S. FENOSA Publicado: 03/06/2015: 18324 Aunque acaba de cumplir un cuarto de siglo, la Escuela Teológica “Beato Manuel González” tiene mucho futuro. Así lo afirma Gabriel Leal, su director desde hace 18 años, quien afirma que también él aprende, y mucho, en este centro. «Ayuda mucho que el proceso formativo les lleva a que el conocimiento que se imparte no se quede en un conocimiento teórico, sino que se asuma en la vida, sea un conocimiento existencial, y esto es de un gran valor» ¿Qué hizo que la Iglesia de Málaga iniciara esta escuela? El hecho de percibir de la necesidad de un cauce formativo orientado a los seglares. Tras el Concilio Ecuménico Vaticano II y la publicación de la Christi Fideles Laici, donde se habla de la vocación bautismal y del compromiso eclesial y público de los laicos, el obispo Don Ramón Buxarrais y Antonio Rubio, entonces delegado de catequesis, junto a otros colaboradores, pusieron en marcha la escuela. ¿Sigue siendo actual y necesaria? Yo creo que ahora más si cabe que antes, porque en este tiempo nuestra sociedad se ha hecho más plural, hay menos puntos de apoyo públicos y socializados para la fe, de hecho la fe es en muchos puntos cuestionada, el nivel cultural de muchas personas ha subido y hoy es verdad que se puede ser cristiano, pero la fe necesita ser ilustrada, comprendida si uno quiere ser cristiano y a la vez estar inserto en el mundo que le ha tocado vivir. De tal manera yo diría que hoy es más necesaria que nunca la formación, la que ofrece la escuela y otras, porque si uno no sabe dar razón de su fe, si no puede explicar la fe en un contexto tan plural, donde frecuentemente uno se ve cuestionado, o termina refugiándose en una fe muy empobrecida o termina diluyéndose en los criterios de la sociedad, del entorno. Yo creo que es muy importante, hoy más que cuando comenzamos. ¿Qué aporta la escuela a los alumnos? Una formación teológica durante tres años donde se repasa fundamentalmente los contenidos de la fe cristiana. Esto se hace en un proceso que viene acompañado por unos profesores, monitores y compañeros del grupo. A los que ya tienen una cierta formación, les ayuda a estructurar y organizar los contenidos que tienen de forma coherente y articulada. ¿Cuál es su valor fundamental? No tanto los contenidos teológicos, que ya son muy importantes, sino el hecho de descubrir y experimentar que la experiencia cristiana es más amplia que la que ellos han conocido y vivido, y esto se produce en el encuentro con otras personas. Perciben lo que podemos llamar la eclesialidad, el carácter diocesano, se amplían los horizontes de la fe, y se descubre que se puede ser cristiano, dentro de la comunión, de maneras diversas. Ayuda mucho que el proceso formativo les lleva a que el conocimiento que se imparte no se quede en un conocimiento teórico, sino que se asuma en la vida, sea un conocimiento existencial, y esto es de un gran valor, porque perciben que la formación es un modo de asumir la vida cristiana, y no sólo un conocimiento teórico de la misma. Y después el haber descubierto que la formación es un proceso, no es cuestión de leer un libro u oír una charla, sino que es un proceso que nos lleva a confrontar los contenidos de la fe con la propia vida para asumirlos. Si tuviera que destacar uno diría el que más valoran los alumnos en las evaluaciones que hacen cada año y es el caracter plural y eclesial, descubrir que la Iglesia es más grande que lo que conocían, porque hay otros modos de vivir en la comunión la fe, que sería la diocesaneidad de este proceso formativo. ¿El director también aprende? Mucho, siempre que uno trata con personas se enriquece. A mí me sorprende lo que le aporta la escuela a tantas personas, sus aportaciones cuando hablan y su entusiasmo. Claro que he aprendido mucho. Yo al principio no veía la utilidad de la escuela. Y ahora descubro que sin menosprecio de otras instituciones, es la joya de la corona, porque es lo que permite que se encuentren cristianos de distintos ambientes, de distinto nivel cultural, y hagan un proceso serio y lo asimilen en su vida. Yo he aprendido mucho y espero aprender más, mientras se me siga encomendando este servicio.