«Yo conocí a Don Álvaro cuando, en un momento oscuro de mi vida, una amiga, numeraria del Opus Dei, me facilitó una estampa de él y me comentó que en breve lo beatificarían, que le rezara con devoción, que intercedería en mi favor. Pasaron dos meses desde aquella recomendación, durante los que a diario me encomendé al nuevo Beato, cuando mis peticiones fueron oídas». Rocío Moltó, autora de este testimonio, es malagueña y ha participado en la ceremonia de beatificación. «De sus enseñanzas me quedo con una pequeña oración que sirve en todo momento para hablar con Dios:  "Gracias, perdon, ayúdame mas"». Para esta joven cristiana «un nuevo beato para la Iglesia Católica siempre es una grata noticia. Y si se trata de un hombre como Alvaro del Portillo, más aún. Una vida basada en el acompañamiento a San Josemaría en su labor de fundación del Opus Dei, los que le conocieron y los que han estudiado su vida siempre han destacado su humildad».

Valdebebas y Madrid se convirtieron este fin de semana en lugar de reencuentro de millares de amigos y familiares con un único fin: celebrar la beatificación del madrileño Alvaro del Portillo. Junto con los grupos de Málaga acudieron otros de la provincia igualmente numerosos, como los de Antequera, Fuengirola o Ronda. El nuevo beato destacó por su humildad y fidelidad en el servicio a la Iglesia y al Papa. Además de trabajar junto a san Josemaría Escrivá desde los primeros años de la fundación del Opus Dei, colaboró en las tareas del Concilio Vaticano II. También fue impulsor de numerosas obras sociales en los cinco continentes. Personas de todo el mundo vinculadas a esas iniciativas acudieron a la beatificación para mostrar su afecto y agradecimiento al nuevo beato.