DiócesisHomilías Mons. Dorado Domingo III del Tiempo Ordinario. Ciclo B Publicado: 26/01/2003: 1334 “El Reino de Dios está entre vosotros. Convertíos y creed en el Evangelio” Estas palabras son una síntesis de todo el mensaje del Señor que nos transmite el Evangelista San Marcos. 1.- Conversión: La palabra griega usada para “convertirse” significa: volver a pensar, dejar entrar a Dios en los criterios de la propia vida, no juzgar más simplemente según las opiniones corrientes. Convertirse significa, por lo tanto, no vivir como viven todos, no hacer como hacen todos, ¡comenzar a ver la propia vida con los ojos de Dios!, buscar, por tanto, el bien aún cuando sea incómodo; no hacerlo pensando en el juicio de la mayoría de los hombres, sino en el Juicio de Dios. Con otras palabras: buscar un nuevo estilo de vida, una vida nueva. Todo esto no implica un moralismo. La reducción del cristianismo a la moralidad pierde de vista la esencia del mensaje de Cristo: el don de una nueva amistad, el don de la comunión con Jesús y, por tanto, con Dios. Conversión significa salir de la propia suficiencia, descubrir y aceptar la propia indigencia. 2.- El Reino de Dios: En la llamada a la conversión está implícito –como una condición fundamentalmente propia- el anuncio del Dios Viviente. El teocentrismo es fundamental en el mensaje de Jesús y también debe ser el corazón de la nueva Evangelización. La palabra clave del anuncio de Jesús es: Reino de Dios. Sin embargo, Reino de Dios no es una cosa, una estructura social o política. El Reino de Dios es Dios. Reino de Dios quiere decir: Dios existe, Dios vive. Dios está presente y actúa en el mundo, en nuestra vida, en mi vida. El verdadero problema de nuestro tiempo es “la crisis de Dios”, “la ausencia de Dios”, camuflada por la religiosidad vacía. La evangelización debe volver a ser un hablar de Dios y con Dios. Anunciar a Dios es introducir en la relación con Dios: enseñar a rezar. Hablar de Dios y hablar con Dios siempre deben marchar conjuntamente. El anuncio de Dios es guía para la comunión con Dios, en la comunión fraterna, fundada y vivificada por Cristo. Por eso la Liturgia (los Sacramentos) no es un tema junto a la predicación del Dios Viviente, sino la puesta en práctica de nuestra relación con Dios. La Iniciación Cristiana consiste: - en hablar de Dios, - hablar con Dios, - acoger la acción de Dios - en la Iglesia de Jesucristo. 3.- Actitudes: 1.- “El grano de mostaza” (Mc 4, 3). Frente a la tentación de la impaciencia, la de buscar inmediatamente el éxito, de buscar los grandes números. Ése no es el método de Dios. Para la evangelización siempre es válida la parábola del grano de mostaza. No contentarse con lo que existe: el gran árbol de la Iglesia. Empezar nuevas experiencias: las grandes cosas empiezan siempre del grano pequeño. (Pablo de Tarso, que fundó comunidades: “El éxito no es un nombre de Dios…” ). 2.- “El grano de trigo que muere y da vida muriendo”. No hablar en nombre propio. La ley de la expropiación: “Jesús predicaba durante el día y de noche rezaba”. Nos redimió con su sufrimiento y muerte: la Cruz. “No podemos dar vida a otros sin dar nuestra vida”. + Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Domingo III del Tiempo Ordinario; ciclo CEMAÚS: un encuentro personal con Jesús Resucitado Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir