-Lectura (Lectio): Hoy se me invita a contemplar la escena conclusiva del Evangelio de san Mateo. El Resucitado reúne a sus discípulos en Galilea y los envía a la misión universal. Leo el texto con cuidado y atención para saborear de nuevo el relato y vuelvo a él hasta que me lo apropie.

-Meditación (Meditacio): El escenario donde “los Once”, se resalta la ausencia de Judas, se encuentran con el Maestro responde a una cita previa que Jesús les había cursado tanto antes de
su muerte (Mt 26,32) como después de la Resurrección (Mt 28,7.10). Lejos de Judea, donde Jesús fue rechazado y asesinado por las autoridades del pueblo; Galilea es el lugar que evoca los comienzos y convoca a continuar con la misión en parte ya ensayada y en parte totalmente nueva. Jesús los cita en “el monte”, leo Mt 4,8-11; 5, 1-2; 17,1-9 para descubrir la importancia del lugar y la relación que tienen con este pasaje. Podemos distinguir tres momentos: encuentro, misión y promesa. El encuentro (vv.16-18): la Pascua hace posible un reencuentro en el que se confirma la fe de quienes habían dudado hasta el punto de abandonar a Jesús durante la Pasión, por ello se postran y en el Maestro no hay reproches sino que, como en la Transfiguración (Mt17, 7), hay una manifestación solemne para entregarles plena autoridad sobre cielos y tierra, así pone en marcha una misión universal. La misión (vv.19-20a): el encargo de Jesús es “hacer discípulos” indicando dos aspectos “bautizar” y “enseñar”. El bautismo sella la íntima vinculación de los discípulos con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La enseñanza no se agota en el primer anuncio ni en la catequesis; es una actividad permanente de los discípulos de escucha y puesta en práctica de la Palabra de Jesús (Mt 7,21-22). ¿Quiénes son los destinatarios de esta misión? Aquí hay un cambio importante con respecto a (Mt 10,5-6). La promesa (v.20b): es muy original la despedida de Jesús en este Evangelio; el Señor no se despide de sus discípulos; ni se dice expresamente que suba al cielo; no les promete
el Espíritu Santo, les promete quedarse con ellos “todos los días”, siendo fiel “hasta el final de este mundo” a su nombre de “Emmanuel” (Mt 1,23).

-Oración (Oratio): ¿Me siento reflejado en estas actitudes de los discípulos ante Jesús resucitado? Adoran, escuchan y obedecen. Oro para poder entender. 

-Contemplación (Contemplatio): “Al verlo, lo adoraron; ellos que habían dudado” desde mi pequeñez me dejo sobrecoger por el misterio amoroso de Dios. Callo y adoro.

-Compromiso (Actio): ¿De qué manera trato de vivir el último encargo de Jesús de “Haced discípulos” en la familia, en la vida profesional, con mis amigos?