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La confesión

Publicado: 01/07/2013: 3712

•   Microrelato en verano

Una de las tareas más calladas y bellas que ejerce un sacerdote tiene lugar en el confesionario.

Yo guardo una de esas experiencias imborrables: Se me acercó un caballero a confesarse y hablando con él me dijo que le quedaba poco tiempo de vida, así se lo habían pronosticado. Ante este mazazo sólo se me ocurrió decir: «Yo suelo, en los momentos difíciles de mi vida, repetir: "Señor Jesús, ten misericordia de mí"». Nos despedimos y no volví a saber de él. A  los pocos meses me encontré sentada en la parroquia a una señora que no conocía. Me acerqué a saludarla y ella dijo que me estaba  esperando. Me senté a su lado y me contó que su esposo se había confesado conmigo poco antes de morir y que había muerto con la misericordia en su vida y en su boca. 

El cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Colonia dice: «cuando los fieles cristianos me preguntan: "¿Cómo podemos ayudar a nuestros sacerdotes?" entonces siempre respondo: "¡Id a confesaros con ellos!"»

Autor: Lorenzo Orellana, sacerdote

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