En la deriva de la sociedad actual, necesitamos personas implicadas en la búsqueda del bien de la sociedad, que trabajen por la renovación social desde sus raíces más profundas; cristianos comprometidos en el corazón del mundo, en la vida pública que propongan con valentía y entusiasmo el verdadero humanismo, la verdad del rostro de Cristo, verdadera medida de la madurez y de la plenitud humana. Creyentes comprometidos desde la Doctrina social de la Iglesia que asuman como criterio la defensa de los derechos y deberes de los más necesitados. La caridad política, fruto del amor cristiano, es el compromiso público a favor de una sociedad más justa y fraterna. No es suficiente apelar al “interés general” para justificar algunas decisiones, es preciso apostar por el bien común, con criterios de justicia y ética social. 

La misión del cristiano comienza por la escucha para acoger el sufrimiento de los otros, para detectar el deseo radical del hombre, la raíz de su sufrimiento: “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo... ” GS 1. En esta tarea es fundamental que todos, instituciones, agentes sociales, familias… asuman su responsabilidad y se comprometan por el bien de todos y de cada uno de nosotros. Gracias Jorge por tu compromiso como cristiano en el corazón del mundo.