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Carta a mis hermanos sacerdotes, de Lorenzo Orellana

Publicado: 31/05/2012: 8289

Queridos amigos:

Ya conocemos la fecha: el 7 de octubre, día en el que el Papa declarará doctor de la Iglesia a san Juan de Ávila. Yo quisiera compartir esta alegría con todos vosotros.

Juan de Ávila quiso ser sacerdote y sólo sacerdote. Sacerdote entregado a su ministerio de tal modo que ni riquezas, ni persecuciones, ni alabanzas le apartaron.

Y así tenemos que, tras cantar misa en Almodovar del Campo, su pueblo, vende la herencia de sus padres -ya fallecidos- y reparte el dinero a los pobres.

Que tras impedírsele que embarque para el Nuevo Mundo como misionero y ser encarcelado por la Inquisición, asume que “sus Indias están en Andalucía” y se entrega con mayor amor, a aquel pueblo y clero que le ha llevado ante los tribunales y prisión.

Que se le ofrecen los obispados de Segovia y Granada, y el capelo cardenalicio, mas él persevera en ser sólo sacerdote.

Sacerdote que conoce a fondo la Sagrada Escritura. Se llega a decir que se la sabía de memoria y nuestro recordado y admirado don Francisco Carrillo escribió: "Hemos tenido la curiosidad de anotar todos los testimonios paulinos citados explícitamente por Juan de Ávila y encontramos que casi toda la Epístola a los Romanos y gran parte de las Epístolas a los Colosenses y Efesios pueden rehacerse en sus obras".

Sacerdote que se entrega a la predicación con tal celo que, al pie del púlpito, siempre había tres o cuatro personas transcribiendo sus palabras.

Sacerdote que mantuvo una ingente correspondencia con toda clase de personas, desde nobles, obispos y clero, hasta las más sencillas personas de España.

Sacerdote que se preocupó por la formación del pueblo y creó 15 colegios y la Universidad de Baeza.

Sacerdote con tanta dedicación a los problemas del pueblo, que hasta inventor fue.

Pero fue, sobre todo, sacerdote director de almas: consejero de santos como san Ignacio de Loyola, san Juan de Dios, san Francisco de Borja, san Juan de Ribera, san Pedro de Alcántara, santo Tomás de Villanueva, o la misma Santa Teresa de Jesús; promotor de las distintas vocaciones en la Iglesia: laicales, a la vida consagrada y al sacerdocio.

Sacerdote, en fin, que profundizó de tal modo en los misterios de la fe, y los expuso con tanta clarividencia, que sus palabras siguen siendo guía y luz para los hombres de hoy.

Por todo ello, la Iglesia lo declarará Doctor el 7 de octubre a nuestro Patrono, Juan de Ávila, Apóstol de Andalucía. 

Autor: Lorenzo Orellana, sacerdote diocesano

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