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El Brujo hechiza a Málaga

Publicado: 24/05/2012: 2522

La fe mueve montañas. Pero El Brujo mueve multitudes. Ayer lo pudimos ver en Málaga. Más de dos mil personas acudieron a su llamada -gratuita, por cierto- en la Catedral. Para él era «un experimento» representar allí su versión del Evangelio de San Juan. Y lo superó.

La fe mueve montañas. Pero El Brujo mueve multitudes. Ayer lo pudimos ver en Málaga. Más de dos mil personas acudieron a su llamada -gratuita, por cierto- en la Catedral. Para él era «un experimento» representar allí su versión del Evangelio de San Juan. Y lo superó. Aunque en algunos momentos cierto toque de irreverencia pudiera rayar para algunos lo políticamente incorrecto. El propio actor y dramaturgo cordobés lo reconocía al comenzar la obra: «Estoy cortado». Y también se le notaba preocupado al actor y dramaturgo cordobés... por el sonido especialmente -aunque no tenía motivos-. Empezó alzando la voz, inquieto por no llegar a todos. Quiso dejar claro desde el comienzo que abordaba «con todo el respeto» ese texto «inmemorial, de una belleza increíble» con el que cierra la trilogía iniciada con 'San Francisco, juglar de Dios' y continuada con 'Los misterios del Quijote'. Todas con un eje común: la tradición oral. Ahí se encuentra 'en su salsa'. Y con esa filosofía aborda El Brujo el cuarto evangelio, despojándose de todo disfraz para ser él mismo, un maestro de ceremonias que busca acercar al gran público el texto bíblico con un tono fresco y original.

Eso sí, sin perder su característico humor -especialmente realzado en capítulos como las Bodas de Caná o el milagro de los panes y los peces-. «Quiero oírles reír», avisaba antes de empezar el propio actor, que se desdobla en más de un personaje siguiendo la ruta de Jesús por Palestina, Jerusalén o Samaria, y que hasta se atreve a imitar al propio Jesucristo y a la Virgen María. Pero con acierto. Las risas del público -entre ellos, las propias autoridades eclesiásticas- eran la mejor prueba de ello. Y los aplausos, tímidos en un principio por el propio escenario, y abiertos a medida que avanzaba una obra en la que no faltó la improvisación ni el diálogo con el público... Ni las referencias a la actualidad, el Facebook, el turismo, la Seguridad Social o la Alejandría de Amenábar. «El Jesús de San Juan es la personificación del misterio, la renovación de la vida», decía. El Brujo en estado puro. Sobre el altar de la Catedral. Solo él, acompañado por una iluminación propicia para la 'experiencia religiosa'; la cálida música de Javier Alejano, Serna y Kevin Robb; y la delicada voz de Juan de Pura, que subrayaban cada episodio de un guión inteligente y divertido en el que no olvidó el cordobés a Darío Fo.

Ni el acento malagueño, que también se coló en este montaje apto para todos los credos que se iniciaba en torno a las ocho y media y se prolongaba hasta pasadas las once de la noche, con una pausa de más de veinte minutos que hubo quien aprovechó para marcharse. Alguno molesto por la comicidad del texto bíblico y otros tantos cansados de estar de pie por haberse quedado sin sitio. Y es que Málaga respondió a la invitación de la delegación de medios del Obispado, organizadora del evento. Le salió bien su estreno como promotora teatral. El éxito de la convocatoria quizás le anime a continuar. Más de uno se lo agradecerá. 

Autor: Sur.es

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