El viejo colegio de los cinco patios, que ostentaba una fachada de tres cuerpos tan llena de carácter, aún sigue en el mismo lugar en que fue ubicado, en el mismo barrio en que, en épocas pasadas, se llamó barrio de la Goleta, hoy, Molinillo. El mismo bullicio de niños continúa llenando sus aulas y sus patios.

Rastreando en la memoria del pasado, leemos en primera página que, un 19 de noviembre de 1861, las Hijas de la Caridad inauguraban oficalmente el colegio “San Juan de Dios”, conocido popularmente por Goleta, obra del arquitecto de la Real Academia de San Fernando José Moreno Monroy.

El día 8 de septiembre de 1861 llegaban a La Goleta las primeras Hijas de la Caridad. De acuerdo con el convenio fundacional, se encargarían de impartir enseñanza gratuita a los niños pobres y podrían admitir algunos que pagaran para poder socorrer a aquéllos, “con tal que los pobres sean preferidos a los otros, éstos no despreciarán a aquéllos”.

El colegio abría sus puertas el 2 de octubre de 1861, siendo oficialmente inaugurado el 19 de noviembre, festividad de la reina Isabel II. Eran las 11 de la mañana. La matrícula se iniciaba con 300 niños y tres Hijas de la Caridad. 

LA VISITA DE LOS REYES

Al año siguiente, 1862, fueron los Reyes de España quienes visitaron el centro y el 22 de marzo de 1877, el rey Alfonso XII visitaba la escuela de párvulos. Por entonces, el centro contaba con 500 niños menores de seis años y otros muchos de otras edades. Todos ellos recibían instrucción y comida. Aún no existía en Málaga una escuela de párvulos. Comenzaron en 1882.  

En el alma de muchos alumnos está impresa la entrañable escena de su primera búsqueda de empleo. Una Hija de la Caridad llamando a las puertas de establecimientos malagueños: Álvarez Fonseca, Féliz Sáenz, el Candado, Témboury... Le acompaña un muchacho adolescente, muy repeinado y repulido para el efecto. Como curriculum vitae, aporta los cuadernos de clase, escritos en perfecta letra inglesa, con largas y ordenadas cuentas, dibujos... Con la frase de “muchacho, vuelve mañana”, se firmaba el contrato de trabajo, llave mágica que abría las puertas a un proyecto preñado de vida y de esperanza.

Como dice el cartel colgado en la fachada del colegio: “Somos responsables de una herencia”. Muchos somos parte de esa historia, pues hemos bebido, estamos inmersos, en ese legado de humanidad y de trascendencia que transmitieron S. Vicente de Paúl y Sta. Luisa de Marillac, semilla capaz de dejar tras de sí un mundo mejor que el que nos encontramos.

Deseamos que la celebración de su 150 aniversario sirva de homenaje a todas las Hijas de la Caridad que han forjado la Goleta; a los profesores que han contribuido y siguen contribuyendo a impulsar esta nave; a los antiguos alumnos, raíz y fuente que alimenta e identifica a la Goleta; a los padres de alumnos; a todos los alumnos que han pasado y que forman hoy la Goleta. 

Sor Isabel Florido,  directora del Colegio La Goleta