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¿Problema u oportunidad?

Publicado: 13/01/2011: 106

Según el censo de 2010, Málaga es la provincia andaluza con mayor número de inmigrantes: 273.000, lo que supone el 39% de los inmigrantes presentes en la comunidad autónoma. Gran número de estos hermanos nuestros son asiduos de las Cáritas parroquiales. Una realidad a la que la Iglesia de Málaga da respuesta.

La familia de Nazaret fue emigrante, tuvo que dejar tierra y familia porque sus vidas peligraban. Miles de personas siguen huyendo hoy día del hambre, la guerra, los poderes políticos... y buscando asilo en otros países. La acogida no es sólo una teoría, sino que se hace efectiva en nuestra diócesis. 

Según el recién nombrado delegado de Migraciones, Ramón Muñoz, desde esta delegación se organizan tres encuentros anuales para toda la diócesis: Una jornada de sensibilización; otra de formación; y otra de oración. Y se realiza un  trabajo de coordinación con las parroquias. Lo que se pretende, según Ramón, es “ser un organismo diocesano que anima, asesora e impulsa el trabajo que se realiza en la parroquia. No se trata de ser una sobrecarga, sino de realizar un trabajo en red con las parroquias”.

La Luz, Bonaire, Cruz del Humilladero y La Palma-Palmilla son los barrios donde hay mayor presencia de población inmigrante. Ramón nos explica que, “en su tiempo, acogieron a las personas que migraban de los pueblos a la ciudad, y hoy se convierten en barrios que acogen a los inmigrantes. En estas parroquias es donde establecemos mayor contacto”.

En los últimos años ha disminuido el número de inmigrantes que llegan a nuestro país. Según las estadísticas, hasta el 2008 llegaban cada año unos 400.000 inmigrantes a España; según los datos oficiales, en 2009 llegaron 110.000, por vías oficiales. 

La causa de este descenso está clara: la crisis. “Antes España ofertaba trabajo y ahora tiene más de cuatro millones y medio de parados. A la dificultad de encontrar trabajo para quienes llegan, se une la pérdida de trabajo de quienes ya están aquí”.

Son muchos los inmigrantes que se encuentran sin empleo, sin vivienda, y que se han visto vapuleados por el endurecimiento de la ley de extranjería, pues para poder renovar el permiso de residencia, necesitan tener trabajo. La situación en muchos casos es dramática, sobre todo para determinados colectivos: mujeres marroquíes y subsaharianos, que tienen, además, dificultades de comunicación. 

Ante esta situación, las  parroquias acogen, atienden y ofrecen la luz del Evangelio hecha palabra y obra. Porque somos “Una sola familia humana”, como nos recuerda el lema de la jornada.  

Un reportaje de Encarni Llamas para la revista Diócesis

Autor: diocesismalaga.es

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