NoticiaActualidad ¿Quiénes fueron los Magos que visitaron al Niño Dios? Publicado: 29/12/2008: 1189 • El día 6 celebramos la manifestación del Señor a todos los pueblos El 6 de enero celebramos la Epifanía del Señor, comúnmente conocida como la fiesta de los Reyes Magos. En el Evangelio de ese día leeremos que, después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando dónde estaba el que había nacido, el Rey de los Judíos, porque habían visto su estrella en el Oriente y venían a adorarlo. ¿Quiénes eran estos magos de Oriente? ¿Cuántos eran? ¿Cuáles son sus verdaderos nombres? ¿Qué trajeron al Niño Jesús? ¿Desde cuándo se celebra esta fiesta en la Iglesia? ¿Por qué siguen visitando los hogares para delicia de los niños? ¿Qué mensaje nos dejaron? Hemos preguntado a los propios Reyes Magos, y ellos nos han respondido con toda claridad. Aquellos Magos de Oriente, que buscaron al Señor sin descanso, nos prestan hoy sus voces para explicarnos en qué consiste la fiesta cristiana de la Epifanía del Señor. No se trata de la fiesta de los regalos, aunque sean parte de ella. ¿Quiénes sois los Reyes Magos? En Mateo 2, 1-12 podéis leer lo que realmente se sabe de nosotros: unos magos que llegamos desde Oriente a Jerusalén, siguiendo una estrella que nos indicaba que había nacido el Rey de los Judíos. Íbamos a adorarlo. En el siglo I se decía de nosotros que éramos hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo. Y, como el nombre es una de las cosas más importantes que tenemos las personas, a nosotros se nos concedieron los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Pero, lo verdaderamente importante de nuestra historia es que los Reyes Magos representamos a todas las personas que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando la encuentran, le ofrecen con alegría todo lo que tienen. Lo importante es que los Reyes Magos dejamos nuestra patria, nuestra casa, nuestra familia... para adorar al Niño Dios. Perseveramos, a pesar de las dificultades que nos encontramos por el camino, porque seguir a Dios implica salir de nuestra comodidad. Lo importante es que no perdimos la fe. Pensamos que lo encontraríamos en un palacio, rodeado de lujos, pero no fue así; nos lo encontramos en un pesebre, rodeado del calor de los animales, y de unos padres amorosos, y allí lo adoramos, y allí le dejamos los presentes que llevamos con nosotros desde nuestras tierras: oro, incienso y mirra. No éramos judíos, pero el Señor se quiso hacer presente ante nosotros. ¿Qué simbolizan el oro, el incienso y la mirra? Llevamos tres presentes a ese Niño tan especial que nos llevó hasta Él con la luz de una estrella: Oro:que se les da a los reyes, ya que Jesús ha venido de parte de Dios, como rey del mundo, para traer la justicia y la paz a todos los pueblos. Incienso: que quema en honor de Dios, ya que Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre. Mirra: que se untaba a los hombres escogidos, ya que adoramos a Jesús como Hombre entre los hombres. ¿Qué sentido tiene el roscón de Reyes? Un ángel nos avisó de que no regresáramos donde Herodes, sino que nos fuésemos por otro camino. La Sagrada Familia huyó a Egipto y el Niño Dios se salvó. Otras familias escondieron a los bebés en tinajas de harina y así salvaron sus vidas. No olvidéis que los judíos comían pan ázimo el 6 de enero. Los primeros cristianos tomaron esta tradición y cambiaron el pan ázimo por pan de harina blanca y levadura cocidas, endulzándolo con miel y adornándolo con frutos del desierto. La forma circular es para simbolizar el amor eterno de Dios. El muñequito escondido dentro de la rosca quiere animar a revivir la “busqueda” del niño Jesús y la ilusión que teníamos por encontrarlo. ¿Cómo celebran su fiesta las familias malagueñas? Te voy a contar el caso de una familia numerosa de vuestra ciudad de Málaga. Los hijos de esta familia nos esperan cada 6 de enero con mucha ilusión, no sólo por lo que les vamos a llevar, sino porque compartirán con nosotros un rato de oración y la alegría de haber recibido el mayor de los regalos, el que nos hizo Dios Padre, enviándonos a su Hijo Jesucristo. En la parroquia, donde comienzan a vivir la fe estos pequeños, nos ayudan mucho a preparar la visita y ya les explican que llegaremos de noche, antes de que despierten. Así pues, cuando sus papás los llaman, ya nos encuentran en el salón de la casa, arrodillados junto al Belén, adorando al Niño Dios y con los regalos puestos a los pies del mismo. El papá o la mamá lee en ese momento la lectura del Evangelio donde se narra nuestra primera visita a Jesús y todo lo que nos pasó con Herodes. Acto seguido, los tres reyes presentamos nuestras ofrendas al Niño Jesús, rememorando aquella noche, en Belén. Los niños hacen luego sus peticiones y acciones de gracias de forma individual y, luego, reciben la bendición de cada uno de nosotros. Si es necesario, o nosotros sabemos que algún chico ha tenido ese año algún problema o necesidad especial, le dirigimos algunas breves palabras para catequizarles y explicarles lo mucho que los quiere el Señor por tenerlos en una familia cristiana. Finalmente, nos despiden y reciben los regalos como signo del amor de Dios. Autor: Revista Diócesis