NoticiaActualidad Jesús, centro de la fiesta en cada familia cristiana Publicado: 17/12/2008: 1025 • Un matrimonio da su testimonio sobre la celebración de la Navidad Este domingo es el cuarto de Adviento. Muy pronto rememoraremos la llegada del Mesías a nuestro mundo. Porque Dios se hará hombre en su Hijo, Jesús. Y con Él, la esperanza, el amor y la fidelidad brotarán en nosotros. Es tiempo de familia, de unión, de estar con los nuestros, de celebración. Pero, ¿qué se necesita tener realmente para festejar el nacimiento de Jesús? ¿La comida, los regalos, los días de fiesta...? ¿Es éste el verdadero sentido de la Navidad o se nos ha olvidado lo que celebramos? Una familia cristiana de Málaga responde a estas preguntas y da las claves para vivir la llegada de Jesús a la tierra, con la profundidad y la alegría que este acontecimiento se merece. “Tres bisabuelos, nosotros dos como padres y abuelos, nuestros tres hijos, dos nueras y seis nietos. Dieciséis en total”. De esta manera empieza Paco, el padre de familia y protagonista de este testimonio, a relatar cómo celebra la Navidad una familia cristiana como la suya. – Faltan tres días para Nochebuena. ¿Cómo estáis preparando la venida del Niño Jesús en casa? – Me imagino que como cualquier familia cristiana. Ponemos el belén y nos reunimos para hacer los preparativos. Siempre es en mi casa, porque mis hijos casados comparten la cena o la comida con sus suegros, como es lógico. Este año, contamos con alguna dificultad, pues mi madre tiene escayolada la mano y el pie derechos, por lo que tiene que ir en silla de ruedas y trasladarla resulta problemático. También tenemos en casa a mi suegra con alzheimer, que también requiere sus cuidados. – ¿Y los más pequeños? ¿Tienen ilusión? ¿Qué valores se les va inculcando cuando son tan pequeños? – A mis nietos ya se les está anunciando la fiesta que vamos a celebrar. De hecho, cuando ponen en su casa el belén, sus padres les van dando una catequesis sobre la historia del nacimiento de Jesús. Igual ocurre cuando vienen a mi casa, lo que no impide que cuando hablamos de determinado personaje, a ellos les guste cogerlo o cambiarlo de sitio sobre todo con las figuras de los Reyes Magos, que siempre terminan por caerse. – ¿Cómo es una Nochebuena en su casa? – Cuando estamos todos reunidos a la mesa, hacemos un lucernario. Isabel, mi mujer, entra en el salón, previamente apagado, y con una vela lee el Evangelio según san Lucas, donde se narra el nacimiento de Jesús como luz que viene a nosotros y da una pequeña catequesis. A continuación, bendecimos la mesa, dando gracias a Dios por todo lo que nos ha dado durante el año y dedicando una petición muy especial para aquellos que se encuentran solos o que no tienen lo indispensable para celebrar esa noche. Después de cenar, cantamos villancicos y vamos a la Misa del Gallo. – No hubo nunca cena más pobre que la de la Primera Navidad. Pero ¿creéis que la sociedad de hoy en día tiene conciencia de eso o que, por el contrario, se está dejando llevar por el ambiente consumista que rodean estas fechas? – Afortunadamente existe aún una gran mayoría que mantiene esta tradición de celebrar la Navidad en familia, pero no es menos cierto que cada vez más va desapareciendo el espíritu verdaderamente cristiano de esta fecha en la que el Hijo de Dios se hace semejante a nosotros, encarnándose en María como fruto del amor que nos tiene el Padre. Así, para estas personas, esta fiesta pierde su verdadero sentido y se está convirtiendo en una celebración propia de una sociedad cada vez más consumista, donde predomina el despilfarro y todo lo que ello conlleva. De modo que, en muchas familias, se ignora que estamos celebrando el cumpleaños 2008 de Jesús, a quien no se menciona para nada ni se le tiene en cuenta. – ¿Puede verse la Navidad afectada por la crisis económica que estamos atravesando? ¿Creéis que las familias malagueñas pasarán unas malas fechas por la falta de dinero? – Si esta fiesta se considera desde el punto de vista consumista, muchas familias lo pasarán mal. Pero si la viven con el espíritu que realmente conlleva, no tienen por qué ser malas fechas, pues reunirse en familia a compartir una cena para celebrar un nacimiento de “Alguien” que viene a salvarnos y a darnos un mensaje de vida, siempre es motivo de alegría. Y para eso no es necesario llenar la mesa de alimentos caros, sino estar rodeados de los que más quieres. – Teniendo en cuenta esto último, ¿cuál es para vosotros el verdadero sentido de la Navidad? – Celebrar que Jesús se ha hecho hombre como nosotros, naciendo de María de la forma más sencilla y humilde que hubiésemos podido imaginar, prescindiendo de toda comodidad. Este hecho es el mejor mensaje de amor, paz y alegría que el hombre haya podido recibir a lo largo de la Historia. Mensaje que, curiosamente, se vive en todo el mundo –incluidos lugares de tradición no cristiana–, y como consecuencia del cual, esa noche, hasta los países en guerra se toman una tregua. – Ahora que no se habla más que de la falta de dinero, de las subidas de las hipotecas y de los precios… ¿Qué es lo que realmente importa tener en Navidad? ¿De qué podemos prescindir y qué es indispensable en estas fechas? – Pienso en la paradoja que se da en nuestra sociedad que, habiendo alcanzado el tan ansiado estado de bienestar, parece que haya cada vez más gente pasándolo mal, sufriendo por su situación económica y sobre todo ahora, que la crisis aprieta. No nos engañemos. Para pasar dignamente la Navidad no se necesitan tantas cosas superfluas de las que nos rodeamos y llegan a parecernos indispensables. Basta con poder celebrarlo en familia, compartiendo un plato cocinado con cariño y haciendo nuestro el verdadero espíritu navideño basado en el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios. Autor: Revista Diócesis