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El capellán, una figura buscada en los hospitales de la diócesis

Publicado: 30/09/2008: 849

•   Pastoral de la Salud abre el curso animando a enfermos y familiares

Este fin de semana se celebra más de una convivencia de inicio de curso, entre ellas la que propone Pastoral de la Salud, que se desarrolla durante toda la mañana del sábado, en la Casa Diocesana de Espiritualidad.

Más de 100 agentes de Pastoral de la Salud y visitadores de enfermos de toda la diócesis profundizarán en los temas de formación propuestos para este curso y que tienen como tema de fondo el apoyo a la familia ante el duelo.

Por otra parte, este lunes, 6 de octubre, se celebra otro encuentro interesante, el de capellanes de la diócesis, que tienen un papel fundamental en el apoyo a los familiares. Con este motivo, les invitamos a que pasen la página y descubran cómo es el día a día en la vida de uno de los capellanes de la diócesis. Es más, cuando los necesitamos, ¿dónde los podemos encontrar?

Ramón Burgueño recibió la ordenación sacerdotal hace once años y es capellán de hospitales desde hace cinco: cuatro en el Hospital Comarcal Costa del Sol de Marbella y uno en Carlos Haya, donde sigue siendo capellán en la actualidad. Según sus propias palabras, “la misión del capellán se engloba dentro de la asistencia que la Iglesia presta para garantizar la atención religiosa a los enfermos, familiares y cuidadores.

Muchas veces esta asistencia recae toda en el capellán, pero cada vez más, se están formando personas idóneas para colaborar en esta tarea pastoral. La misión del sacerdote siempre es hacer presente a la Iglesia, y en concreto a la Iglesia diocesana, y esta misión se extiende al personal sanitario, creyente y no creyente, a las familias de los enfermos, y algo que hoy es necesario, al asesoramiento ético a enfermos, familiares y personal sanitario”.

Vamos a acompañar a Ramón en una semana de trabajo pastoral en la parroquia y el hospital:

El ritmo de cada hospital es distinto. En el Costa del Sol, hospital más pequeño, no teníamos cuarto para dormir. Íbamos un capellán por la mañana y otro por la tarde. En Carlos Haya, el ritmo es distinto. Es un gran hospital y los turnos son distintos. Yo entro los miércoles a las diez de la mañana y salgo de la guardia los viernes a las diez de la mañana, además de tener una guardia un domingo de cada tres.

La hora de levantarse depende de si por la noche he tenido que atender alguna urgencia o dar el sacramento de la Unción de los enfermos.

Normalmente, a primera hora es cuando hay más tiempo para rezar, preparar el día y leer algo. La mañana es el mejor momento para estar con los profesionales del hospital. Es cuando los médicos son accesibles y siempre hay alguna consulta que hacer sobre algún enfermo. En la última parte de la mañana y la tarde es cuando dedico tiempo a visitar a los enfermos llevándoles la comunión o simplemente hablando con ellos y con sus familiares.

El almuerzo es tarde, sobre las tres. Celebro la Eucaristía a las cinco y media de la tarde en la capilla del hospital.

Además de ser capellán, soy vicario parroquial de Alhaurín de la Torre. Es difícil compaginar esas dos tareas, ya que es un pueblo muy grande y la distancia influye mucho. Alguna noche, al tener que ir al pueblo para alguna reunión, me he quedado a dormir en casa, pero no descanso tranquilo por si me avisan del hospital.

El fin de la jornada depende del día. Muchas noches paso largos ratos en urgencias y en la UCI. Son los lugares de mayor “tensión” del hospital.

Autor: Revista Diócesis

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