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Ante la violencia de Boko Haram: «El mal nunca tendrá la última palabra»

El P. Joseph Fidelis y Janada Marcus, en la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga // A. MEDINA
Publicado: 09/01/2024: 13161

Boko Haram

Janada Marcus, víctima de Boko Haram, y el sacerdote de Nigeria Joseph Fidelis, psicólogo experto en trauma, visitan Málaga para hablar del derecho a la libertad religiosa en la presentación del último informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Escucha la entrevista íntegra a Janada Marcus y P. Joseph Fidelis:

La Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, que atiende a las comunidades católicas más pobres, discriminadas y perseguidas del mundo, ha presentado recientemente en Málaga su Informe de Libertad Religiosa en el Mundo. Para mostrar el rostro detrás de las cifras, ha contado con el testimonio de dos cristianos de Nigeria, uno de los lugares donde este derecho es más vulnerable debido al aumento de los grupos fundamentalistas islámicos que quieren implantar el califato. En los últimos años, Boko Haram ha dejado allí unas 75.000 víctimas mortales, aparte de otras muchas que han logrado sobrevivir a sus ataques.

A sus 22 años, Janada Marcus lo ha vivido en carne propia. Con sólo 15 sufrió el primer ataque de este grupo terrorista. Ella y su familia lograron escapar hasta en dos ocasiones, pero perdieron su hogar. El tercer ataque sucedió en 2018, cuando fueron víctimas de una emboscada en su granja y su padre fue asesinado delante de ella por negarse a violarla. «Era muy joven y, al principio, no pensé que saldría viva. Pero mi madre nos alentó con su consejo, rezaba por nosotros y nos pidió que, pasara lo que pasara, no nos convirtiéramos. Así fue como la esperanza empezó a crecer en mí», relata. En 2020, fue secuestrada durante una semana por un comando que le hizo padecer todo tipo de abusos. «Pensé que iba a morir, y estaba dispuesta a dar mi vida por Cristo, porque mi vida ya se la he entregado a Cristo. Siempre he estado firme en eso, porque si me voy con ellos (con los islamistas), no sé dónde terminaría. Pero con Cristo sé que tendré esperanza. Y sé a dónde voy», afirma. Su voz suave contrasta con la rotundidad de lo que expresa. 

Regresó con vida a su casa, pero con un daño psicológico que, a todas luces, parecía irreparable. «Acabé teniendo dificultades para dormir, para vivir normalmente», cuenta ella misma.

Ante esa situación, su madre la llevó al Centro de Atención al Trauma que la diócesis de Maiduguri sostiene con el apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada. «Cuando conocí al padre Fidelis, lo primero que hizo fue rezar por mí. Después, me pidió que iniciara un proceso de acompañamiento y me llevó al hospital para seguir recibiendo ese apoyo». Fidelis es sacerdote y psicólogo clínico y, actualmente, dirige este centro, en el que ha acompañado a miles de mujeres, niños y personas vulnerables víctimas de la violencia. «Recibimos a personas cristianas pero también musulmanas, y nuestros servicios son amplios, ya que encontramos a víctimas y supervivientes de todo tipo de violencia. Con ellos desarrollamos un proceso de sanación integral», explica el sacerdote. «Con este acompañamiento te das cuenta de lo que el hombre poseído por el mal puede hacer. El daño que puede infligir a otras personas es terrible. Mi experiencia me ha llevado a ver la devastación, el dolor, la agonía en mucha gente. Pero por otro lado, la belleza del trabajo pastoral como sacerdote, porque en medio del sufrimiento, del dolor e incluso de la maldad, como Iglesia, ofrecemos esperanza, luz y curación. Uno de los mejores momentos para mí, a pesar de la devastación vivida en este país, es ver cómo alguien puede recorrer el camino desde esa devastación hacia algo luminoso, a una vida llena de esperanza. Y eso es lo que he visto en Janada y tantas otras chicas».

La joven ha podido afrontar su recuperación y, actualmente, es capaz de contar su historia e, incluso, de hablar de perdón a sus perseguidores. «Con la oración que he recibido y que yo misma he hecho, con el proceso de acompañamiento y los consejos que me han dado, he llegado a comprender que no es necesario mantener a nadie en mí, que tengo que dejar ir para encontrar la paz en mi corazón», cuenta. El P. Fidelis explica que «en el proceso, especialmente para los que son cristianos, vemos cómo el alma se abre a la belleza de recibir a Dios, a la consciencia del poder de Dios, y esto lleva a una mayor comunión con Él. Hay dos cosas que aprendo siempre: una, que Dios nunca abandona a quien sufre; y dos, que el mal nunca tendrá la última palabra».

Ahora Janada acaba de diplomarse en Administración y Finanzas por el Ramat Polytechnic de Maiduguri. Cuando se le pregunta qué le diría a una víctima de cualquier tipo de violencia, afirma: «que rece, que confíe en Dios, que Él nunca le abandonará. No es quedarse sentado, sino mantenerse firme y esperar en el Señor». 

Ayuda a la Iglesia Necesitada financió el año pasado 5.702 proyectos pastorales y de emergencia humanitaria en 128 países gracias a los donativos que recibe, sin ayuda pública de ningún tipo. «Gracias a esta fundación, a todos los benefactores y benefactoras de Ayuda a la Iglesia Necesitada, quiero decirles que su generosidad está transformando vidas en Nigeria, y Janada y muchas mujeres son un ejemplo. Con esta ayuda, la fe sigue creciendo y la libertad religiosa es defendida», afirma Fidelis.

 

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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