NoticiaSan Manuel González Primeros diáconos malagueños tras la canonización Publicado: 11/10/2016: 22567 José Miguel Porras, Francisco Cuenca, Carlos Samuel Córdoba y Miguel Chacón han recibido la ordenación como diáconos este sábado 22 de octubre, a las 11.00 horas, en la Catedral de Málaga. Este mismo día, Andrés Serrano recibió la ordenación como diácono permanente. Una semana después de la canonización de D. Manuel González, la Iglesia de Málaga celebra la ordenación de quienes se han formado en el Seminario “soñado” por D. Manuel González. Así explican ellos cómo se sienten: José Miguel Porras, 32 años, Málaga ¿Qué significa para ti participar en la canonización de quien pastoreó tu Diócesis y edificó tu Seminario? Es un motivo de alegría que la Iglesia presente como modelo para toda ella a quien soñó el Seminario donde vivo y me formo y donde cada día aprendo de sus enseñanzas. A veces, se puede ver a los santos como a alguien lejano, pero en este caso no, ¡ha recorrido nuestras calles y ha rezado donde muchas veces lo hemos hecho nosotros! ¿Qué destacarías de D. Manuel González? Del nuevo santo destacaría su amor a la Eucaristía, su ardor por dar a conocer a Jesús, su preocupación por la formación del clero y su desvelo por sus ovejas, especialmente las más desfavorecidas y las alejadas del Amo. ¿Cómo te planteas este tiempo de diaconado? Un regalo inmerecido de Dios para servir a la Iglesia y entregarme a ella "de balde y con todo lo nuestro". Francisco Cuenca, 26 años, Vélez-Málaga ¿Qué significa para ti participar en la canonización de quien pastoreó tu Diócesis y edificó tu Seminario? Participar en la canonización de D. Manuel González, es todo un lujo, por ver cómo la Iglesia reconoce como ejemplo de vida a alguien que cuido con amor a Málaga y dejó su espiritualidad e impronta marcada tanto en el Seminario como en los sacerdotes. ¿Qué destacarías de D. Manuel González? De la figura de D. Manuel González, quien hoy es proclamado santo, destacaría su amor por la Eucaristía y su deseo de que nunca estuviera abandonado el Señor en el Sagrario. ¿Cómo te planteas este tiempo de diaconado? En unos días seré ordenado diácono. Lo estoy viviendo con deseo de servir con alegría a Dios y a los hermanos, siendo testigo del amor de Dios Trinidad para con todos los hombres. Carlos Samuel Córdoba, 32 años, Colombia ¿Qué significa para ti participar en la canonización de quien pastoreó tu Diócesis y edificó tu Seminario? Para mí es realmente algo muy grande y significativo, primero porque podré estar presente en el momento en que D. Manuel sea proclamado santo, viviré lo que profeso con fe: “Creo en la comunión de los santos”. Estos momentos que la Iglesia celebra, siempre los he contemplado desde la pantalla de un televisor y si de por sí desembocaban grandes emociones, no me alcanzo a imaginar lo que pueda sentir viviéndolo en primer lugar. También, para mí es un privilegio poder vivir y formarme en el seminario, ese seminario que D. Manuel soñó, en el que han vivido personas que se han convertido en grandes heraldos del evangelio y que con su ejemplo nos marcan el camino a los que nos formamos para un futuro ministerio. Tal vez es difícil dimensionar lo que yo pienso, pero el seminario es un lugar de santidad, ha sido soñado por un santo y habito por hombres que han dado su vida hasta el extremo por Cristo como lo han sido el Beato Enrique Vidaurreta y Juan Duarte. ¿Qué destacarías de D. Manuel González? Son muchas las cosas que podemos destacar del Beato, pero principalmente traigo a colación el amor que sentía por la Eucaristía. Aquél encuentro con la soledad del Sagrario, llevara a D. Manuel a enfocar su obrar y su existir centrado en la presencia real de Cristo en el sagrario. Como bien afirma él: “El sacerdote tiene que llegar a ser el hombre del Sagrario. Esta es toda su gloria y toda su razón”. De modo, que la Eucaristía se ha de convertir para nosotros en el motor de nuestra vida, la adoración Eucaristía nos dará la fuerza que nos impulsará a ser verdaderos misioneros de Cristo. ¿Cómo te planteas este tiempo de diaconado? Para mí es un tiempo de entrega total al servicio (aunque toda mi vida está llamada a ser entrega), de aprendizaje, de estar con la gente e ir conociendo en mayor profundidad la diócesis y sobre todo, es tiempo de ir haciendo vida en mí las palabras que a diario rezo y que presiden la cruz mayor de nuestra capilla del seminario: “Pastor bone, fac nos bonos pastores, ponere promptos animas pro ovibus” (Pastor bueno, haznos buenos pastores, dispuestos a dar la vida por las ovejas. Miguel Chacón, 29 años, Estepona ¿Qué significa para ti participar en la canonización de quien pastoreó tu Diócesis y edificó tu Seminario? La canonización de D. Manuel me llena de inmensa alegría, pues supone el reconocimiento por parte de la Iglesia universal a su labor pastoral, eucarística y reparadora. Participar en la celebración es también un hecho muy significativo a escasos días de la ordenación diaconal. El cariño que tenemos al Beato nace aquí en el corazón de la Diócesis, el Seminario, que fue edificado y diseñado eucarísticamente por él y dedicado al Corazón Eucarístico de Jesús, Aquel que habita en cada sagrario de las iglesias de la provincia, el Amo al que vamos a servir en pocos días como diáconos de la Iglesia. ¿Qué destacarías de D. Manuel González? Principalmente, su amor por la Eucaristía, presente en cada rincón de nuestro Seminario diocesano. Don Manuel se adelantó al Concilio Vaticano II, que afirmó la importancia de este sacramento como fuente y culmen de la vida cristiana. Además es importante cómo se cumplió su gran sueño pastoral, que no sólo fue crear un Seminario, sino también realizar un taller donde se realizaran reproducciones exactas de Jesús, Buen Pastor, haciendo de los seminaristas Sacerdotes Hostia dispuestos a entregar su vida por las ovejas, llamados a ser Evangelios vivos con pies de curas, los nuevos Cristos que el mundo de hoy necesita. ¿Cómo te planteas este tiempo de diaconado? Siguiendo las enseñanzas de nuestro querido Don Manuel y como queda recogido en la invitación a la ordenación me atrevo a decir que será un tiempo de gozo para servir a la Madre Iglesia de balde y con todo lo que soy y lo que tengo, un tiempo para poner mis dones al servicio de Dios y de mis hermanos, especialmente en mi querida ciudad de Ronda, donde ejerceré el ministerio. Así se lo pido al Señor cada día, para que me ayude el que me llamó desde el seno materno para ser pescador de hombres.