Las fiestas comenzaron el pasado día 9, con el solemne triduo en la ermita, en el que se rezaron las vísperas y se celebró la Santa Misa. El día 11 por la noche, después de la Misa, se llevó a cabo el traslado de la imagen de la Virgen hasta la iglesia parroquial de Santa Ana, donde en la mañana del dia siguiente se celebró con toda solemnidad la Misa mayor, concelebrada por numerosos sacerdotes y con gran cantidad de fieles que llenaban las naves del templo. Fue presidida por D. Manuel Gámez, canónigo y sacerdote muy querido en el pueblo.

Durante todo el día la iglesia estuvo abierta para facilitar la pública veneración de los alfarnateños hacia su Patrona, y por la noche los jóvenes del pueblo la llevaron en procesión por las calles, finalizando nuevamente en la iglesia parroquial, ya que este sábado 14 se celebró "la Embajada", fiesta de moros y cristianos, también en la plaza de la iglesia. Es una de las pocas fiestas de este tipo que quedan en nuestra diócesis, y en este caso es una celebración eminentemente mariana, pues tiene como finalidad ensalzar la figura de María, como ideal de santidad y de vida de fe cristiana. Para ello se usa un texto con diálogos entre los diferentes personajes, escrito en el siglo XVIII lleno de alusiones bíblicas a la figura de la Virgen.  El año próximo los alfarnateños vivirán las fiestas de una manera si cabe más especial, pues celebrarán el 50 aniversario de la coronación de su Patrona, en agradecimiento tras una grave epidemia de tifus, en la que milagrosamente nadie murió.