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Deseo de Dios

Publicado: 14/09/2015: 11518

La oración no se debe dar por descontada: hace falta aprender a orar, casi adquiriendo siempre de nuevo este arte. De hecho quienes van muy adelantados en la vida espiritual sienten la necesidad de entrar en la escuela de Jesús de Nazaret para aprender a orar con autenticidad. De este modo se constata la conciencia que tiene todo hombre y mujer de su condición de criatura y de su dependencia de Otro superior a él y fuente de todo bien. El ser humano reza porque no puede dejar de preguntarse cuál es el sentido de su existencia. Un sentido que permanece oscuro y desalentador si no se pone en relación con el misterio de Dios y de su designio sobre el mundo y el corazón del ser humano. De hecho, las religiones paganas son una invocación que desde la tierra espera una palabra del cielo. En el cristianismo descubrimos de manera sobrecogedora, preciosa y definida la dimensión religiosa y del deseo de Dios inscrito en el corazón de todo hombre, que tienen su cumplimiento y expresión plena en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. La revelación de hecho purifica y lleva a su plenitud el originario anhelo del hombre a Dios, ofreciéndole, en la oración, la posibilidad de una relación más profunda con Dios Padre.

Diócesis Málaga

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