NoticiaMelilla Fin de curso en la Escuela Teológica de Melilla Publicado: 26/06/2014: 15330 La Escuela Teológica Beato Manuel González de Melilla ha concluido esta semana su primer curso. Los cuatro monitores que han acompañado a su incipiente promoción de alumnos nos guían en un recorrido por sus aulas El pasado mes de noviembre abría sus puertas la Escuela Teológica de Melilla, cuya sede se encuentra en el Colegio de los Hermanos de La Salle. Han pasado 7 meses y en este tiempo ha fructificado el primer año de vida de este centro que está formando a 25 alumnos sobre las cuestiones más importantes de la fe. Sus cuatro monitores, Fernando Moreno, Miguel Ángel Santacruz, Roberto Juárez y Pilar Illázquez, han sido un pilar fundamental en el punto de partida de esta escuela. «Ya hacía un tiempo que en Melilla no se daba una formación clara a los grupos integrados en las parroquias, en cofradías y catequesis. Parecía necesaria una profundización en la fe y en la Teología y también llevarla a la vida, que es de lo que trata la Escuela Teológica. A nosotros nos llamaron y acudimos a la llamada», explica Miguel Ángel Santacruz. Pilar Illázquez, que compagina la dirección de Cáritas Interparroquial de Melilla con su recién estrenada faceta de monitora de la Escuela Teológica, afirma: «Había una necesidad de la Iglesia de Melilla de formar a laicos comprometidos para que presten luego sus servicios en las distintas parroquias». Los alumnos de la Escuela Teológica de Melilla se encuentran divididos en cuatro grupos. Cada monitor se encarga de uno de ellos. Son los responsables de acompañarles, guiarles en la exposición de los temas y ayudarles a ponerlos en práctica. Esta primera promoción de alumnos de la Escuela Teológica es heterogénea. La constituyen hombres y mujeres de muy distintos perfiles, tanto religiosos como seglares. Lejos de ser un obstáculo, esta diversidad les favorece. «La variedad es enriquecedora para el grupo», afirma Fernando Moreno. Miguel Ángel explica en qué ha consistido su labor en este curso: «Resulta muy sencilla, los alumnos más o menos han cogido la dinámica que utilizamos, que es la de la Acción Católica: ver, juzgar y actuar. ¡El grupo funciona solo! Si algún día no podemos estar, cualquier miembro de la escuela podría hacer nuestra labor». Roberto Juárez, que es maestro y licenciado en Teología, como sus compañeros Miguel Ángel y Fernando, se muestra muy satisfecho con la participación del alumnado: «En general, todo el mundo participa. Los alumnos se saltan el guión estipulado de las preguntas, porque tienen otras o porque les surgen más dudas». Así, en una determinada clase, los monitores de la Escuela Teológica pueden explicar a sus alumnos cuestiones sobre la vida de Abraham, la figura de los Patriarcas o sobre el Éxodo, pero también en torno a otras cuestiones más prácticas: por ejemplo, cómo dar una Catequesis a un niño. «Compartimos la inquietud y entre todos intentamos responder. Entre unos y otros se ayudan bastante ¡yo estoy aprendiendo muchísimo!», confiesa Roberto.