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Saludo del Obispo a la Cofradía de los Estudiantes, Hermandad del Santo Cristo Coronado de Espinas y Nª Sª de Gracia y Esperanza (Málaga)

Publicado: 27/03/2018: 8501

Saludo del Obispo de Málaga a la Cofradía de los Estudiantes, Hermandad del Santo Cristo Coronado de Espinas y Nª Sª de Gracia y Esperanza, que tuvo lugar el 26 marzo.

SALUDO DEL OBISPO

A LA COFRADÍA DE LOS ESTUDIANTES

Hermandad del Santo Cristo Coronado de Espinas

y NªSª de Gracia y Esperanza

(Málaga, 26 marzo 2018)

(Publicado en el Boletín de la Diócesis, 2018)

Ser discípulos de la Sabiduría

 

Este año es histórico para la Cofradía de Estudiantes, que ha cambiado su recorrido procesional y realizamos este acto por la tarde, permitiendo que los nazarenos más pequeños puedan participar en él. Los años anteriores lo hacíamos bien entrada la noche.

Hoy contemplamos ante esta grandiosa fachada de la Catedra las imágenes del Santo Cristo Coronado de Espinas y de NªSª de Gracia y Esperanza, titulares de la Cofradía de Estudiantes. Su vinculación al mundo de la universidad nos invita a reflexionar sobre la sabiduría.

Contemplando la imagen de Cristo, aunque lo veamos en un momento de pasión y de humillación, nos remite a su verdadero ser divino, que encarna la Sabiduría; «en él están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento» (Col 2,3), porque él mismo es la Sabiduría.

Sus contemporáneos lo llamaban “Rabbí”, pero muchos no seguían sus enseñanzas. Nosotros queremos ser discípulos de este gran “Maestro”, Hijo de Dios y Pontífice entre Dios y los hombres.

Ser discípulo suyo significa reconocer a Jesús como Maestro propio. Los discípulos de Jesús fueron, en primer lugar, los doce apóstoles (cf. Mt 10,1) y el grupo que le siguió (cf. Mt 8,21), que lo conocieron personalmente y convivieron con Él. Posteriormente la denominación de “discípulo” se aplicará también a todo creyente, haya o no conocido a Jesús durante su vida terrena (cf. Hch 6,1). Para ser discípulo de Jesús no cuenta la edad, ni la profesión, ni las cualidades intelectuales del individuo, ni hay que pagar tasas ni matrículas; es suficiente el llamamiento cuya iniciativa corresponde a Jesús, como en el caso de los primeros discípulos; solo hay que dejar las cosas que estorban para su seguimiento: orgullo, riquezas, honores, poderes, las redes propias (Mc 1,17-18) y ponerse a su escucha.

El encuentro de Cristo resucitado con Saulo de Tarso lo llevó a predicar a los gentiles el escándalo de la cruz. Según san Pablo: «Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles» (1 Co 1,22-23).

Los cofrades y todos los cristianos estamos llamados a seguir a Cristo resucitado, que «esfuerza de Dios y sabiduría de Dios» (1 Co 1,24). Pidamos al Santo Cristo Coronado de Espinas que nos conceda ser verdaderos discípulos suyos y testigos valientes de sus enseñanzas.

Recemos juntos el Padrenuestro, que nos enseñó el Maestro.

+ Jesús, Obispo de Málaga

 

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