NoticiaEntrevistas Manuel Ángel Santiago: «La tarea que se me encomienda es servir y dilatar el corazón» Publicado: 15/01/2018: 12666 En Vísperas de la Epifanía del Señor, el Obispo D. Jesús Catalá hizo público el nombramiento del sacerdote Manuel Ángel Santiago (1958, Málaga) como delegado episcopal de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Málaga. Es además párroco de Santa Ana y San Joaquín, en Málaga capital, y licenciado en Teología Dogmática por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. ¿Cómo recibió el nombramiento como nuevo delegado de Hermandades y Cofradías? Cuando las cosas son de Dios suceden de la manera más sencilla, una llamada de teléfono del recién nombrado Vicario General a las dos menos cuarto del sábado y me expresa que desea verme…pues nada nos vemos el lunes a la hora del Ángelus, de inmediato pensé hay cambio y con la misma inmediatez le dije al Señor por intercepción de la Virgen, sea lo que sea “hágase” pues estoy convencido de que la disponibilidad ha de ser una característica habitual de un sacerdote, trabajar por el evangelio allí donde se nos pida… D. Antonio Coronado me expresa en nombre de D. Jesús la propuesta y lo dicho, hoy en las vísperas de la Epifanía del Señor un SMS del Obispo, “Manuel Ángel como un regalo de Reyes, hago publico tu nombramiento”. Es un servicio pastoral que agrupa a muchísimas personas, ¿cuál es el valor que aportan las Hermandades y Cofradías a la Iglesia de Málaga? Sin la menor duda las HH. y CC, tanto de pasión como de gloria, constituyen una riqueza espiritual para nuestra Iglesia particular de Málaga. El amor a Cristo, el amor a la Virgen, la veneración a los santos nos ayudan a ir luchando cada día para que el evangelio de Cristo se haga más presente y vivo entre nosotros. En un mundo secularizado no sólo son una catequesis bella de los misterios de Cristo, una llamada a vivir en santidad, sino también y sobre todo signos de lo trascendente y de los valores evangélicos que nos invitan a una verdadera conversión de vida con un amor preferencial por los más necesitados y olvidados de nuestro mundo. En este sentido todos necesitamos una renovación interior y exterior. Ya ha trabajado usted con ellos en los pueblos en los que ha estado pero ahora tendrá que trabajar con los de toda la Diócesis. En nuestro Seminario Diocesano hemos recibido como una riqueza las enseñanzas del santo Obispo D. Manuel González, pasión por Cristo Eucaristía, pasión por el hombre, pasión por la Iglesia a la que hemos de “servir de balde y con todo lo nuestro”. La tarea que se me encomienda es servir y dilatar el corazón, nuevos hermanos, nuevas situaciones, una misma fe, esperanza y caridad. Hay Hermandades y Cofradías que tienen una amplia labor social, ¿cómo lo ve usted? “Si no tengo amor nada soy”, las HH. y CC, si no se entregan a los demás y no luchan por ser signos elocuentes de caridad, digámoslo con la fuerza del evangelio: “no son nada”. Hemos avanzado mucho en estos niveles, pero hemos de seguir avanzando mucho más, el amor es muy exigente “hasta dar la vida”. Y también realizan un importante trabajo con los jóvenes. Gracias a Dios son muchos los jóvenes que se acercan a nuestras hermandades y van creciendo grupos en el corazón de las mismas, pero queda muchísimo que hacer, mi deseo sería que nuestras HH y CC se conviertan en escuelas de vida cristiana y por tanto intensificar la formación, la celebración, la vida interior y el compromiso apostólicos. Jóvenes apóstoles de otros jóvenes integrados en sus hermandades y parroquias de referencia. ¿Agradecido al trabajo que han hecho sus predecesores? Sin la menor duda, la historia ni comienza en nosotros ni tampoco termina, somos parte de la gran familia de Dios y a cada uno nos toca edificarla con los carismas que Dios nos ha concedido. Desde este medio de comunicación gracias a todos mis predecesores, Antonio Coronado, Francisco Aranda, Felipe Reina, Antonio Ruiz Pérez… pero sin duda también gracias a los hermanos Mayores y Juntas de Gobiernos, a los hermanos anónimos que regalan su tiempo y vida a nuestras HH y CC.