NoticiaEntrevistas Cristóbal Medina e Isabel Moya: «La persona se realiza en la vida haciendo el bien» Cristóbal e Isabel reciben el reconocimiento de manos del Sr. Obispo y del párroco de San Manuel González, José María Ramos Villalobos Publicado: 19/12/2017: 14158 Cristóbal Medina e Isabel Moya, de 73 y 71 años respectivamente, son naturales de Ronda aunque vecinos de Mijas Costa. Se casaron en 1973 y son padres de dos hijos. El pasado 4 de noviembre, el Obispo de Málaga les impuso la Medalla Pro Ecclesia Malacitana por su servicio a la Iglesia, un acto que tuvo lugar en la Eucaristía de consagración del altar de la parroquia de San Manuel González, en Mijas Costa. «Lo hemos hecho todo por servir a Dios, sin esperar nada a cambio, pero hemos recibido una gran alegría» ¿Cómo llegaron a la parroquia? Cristóbal: Aún no existía el templo actual. Entonces había una capillita, que atendía un sacerdote de Fuengirola, y al poco tiempo vino José María Ramos Villalobos, el actual párroco. Nosotros nos incorporamos cuando nuestros niños aún eran pequeños, con 5 y 2 años. ¿Cuál ha sido su servicio? Cristóbal: En la parroquia hemos hecho un poco de todo. Yo, que soy muy manitas, desde poner bombillas y arreglar cosas hasta ayudar con las lecturas, colaborar en Cáritas, visitar a los enfermos, inscribir en los libros parroquiales los bautizos, las confirmaciones, los fallecimientos... Ahora soy ministro extraordinario y ayudo a dar la comunión y, junto a Isabel, contribuimos a llevar adelante la capilla de la Virgen de Fátima. Isabel: En mi caso, he ayudado siempre con la costura de las vestiduras y ornamentos litúrgicos, vistiendo a la Virgen, cuidando las imágenes, adornando el templo... Hemos participado siempre en todo lo que hemos podido, hasta donde llegan nuestras fuerzas, y en una parroquia hay muchas necesidades y faltan voluntarios. ¡A ver si se anima la gente! ¿Cómo han vivido este reconocimiento de la Iglesia? Isabel: Ha sido muy emocionante. Lo hemos hecho todo por servir a Dios, sin esperar nada a cambio, pero hemos recibido una gran alegría, un regalo de Dios para nosotros. Él ha tenido con nosotros este detalle tan fabuloso que hemos recibido del Sr. Obispo. Ha sido un momento muy emocionante. Cristóbal: La parroquia estaba llena, y fue precioso. Muchos no habían visto nunca consagrar el altar, y cuando nos dieron la medalla dije unas palabritas y estábamos todos muy emocionados. Luego compartimos la cena con mucha gente, entre ellos, el Sr. Obispo. ¿Podrían vivir sin su parroquia? Cristóbal: No podría. Imposible. Y al párroco, José María, ya son más de 30 años los que lo conocemos, y le tenemos mucho cariño. Estamos muy a gusto en la parroquia. Mi vida ha sido muy sacrificada, he trabajado mucho... («pero lo más bonito es servir a Dios», apunta su mujer). Sí. El Señor y la Virgen me han ayudado siempre, con todo lo que me he encontrado. Una cosa tengo clara: la persona no se realiza en la vida si no es haciendo el bien.