Ingredientes: Figuras, corcho bruto,corcho picado verde y marrón, papel de cielo,  papel de monte, musgo, río y luces.

1. Decidir cuándo y dónde montarlo

Tradicionalmente, el belén se monta el 8 de diciembre (Día de la Inmaculada) y se desmonta el 2 de febrero (Día de la Presentación); aunque normalmente las familias lo quitan el 7 de enero, cuando acaban las vacaciones.

Las dimensiones de nuestro belén irán condicionadas por el sitio en el que vaya a ser montado y por el número de figuras que incluyamos. Lo habitual es montarlo en el salón o la entrada, ya que es la habitación principal de la casa, pero lo mejor es montarlo donde vayas a celebrar
la Navidad. Lo importante es que esté visible.

2. Montar la base, las luces y añadir elementos para acondicionarlo

Para la base, tienes dos opciones: montarlo directamente sobre la superficie donde vaya a estar emplazado o sobre un tablero de madera. Si eliges la segunda opción, puedes forrar esa tabla con papel marrón para dar sensación de tierra o pegarle el corcho picado verde y marrón (aportará textura). En este paso, podemos comenzar a montar el papel de cielo que nos servirá como fondo y el papel de monte. También añadiremos musgo y haremos un río con papel de plata. Deberemos tener siempre en cuenta las luces, ya que no deben quedar por fuera, sino que hay que intentar que formen parte del paisaje.

3. Colocar las casas y las figuras

Habrá un elemento indispensable que nunca podrá faltar: el portal de belén. Una vez que tengamos esto, podremos ir añadiendo otras casas secundarias para los pastorcillos. En cuanto a las figuras, nunca podrá faltar el Misterio (la Virgen María, san José, el Niño Jesús, el arcángel san Gabriel, el buey y la mula). A partir de aquí añadiremos tantas figuras como queramos. Sin embargo, la clave para tener un buen belén, en palabras de Ana Ruz, de la tienda Ojeda, es «hacerlo con mucho cariño, ilusión y vivirlo en familia». Poner el belén puede ser también un acto solidario. En la tienda de Intermon Oxfam tienen figuras artesanales compradas a cooperativas, la mayoría de Perú, y todo el dinero recaudado va destinado a los propios artesanos, apoyando así el comercio justo.