NoticiaEntrevistas «Dios se ha hecho carne para liberar a quien vive esclavo» María Francisca Sánchez Vara Publicado: 27/12/2018: 24700 Mª Francisca Sánchez Vara (Madrid, 1970) dirige la Sección de Trata de Personas de la Comisión Episcopal de Migraciones de la CEE y también colabora en la Sección de Infancia y Juventud en Riesgo. A los 35 años se planteó un cambio en su vida: «me motivó la inquietud de dedicar mi vida a ser útil a los demás» “La trata de personas, una realidad que nos interpela”, fue el título de la charla que desarrolló en las Jornadas de Pastoral Social celebradas en la Diócesis de Málaga hace unos días, ¿de qué manera nos tiene que interpelar a los cristianos? En primer lugar hay que decir que la trata de seres humanos y la explotación es un atentado contra la dignidad de la persona y una grave violación de sus derechos fundamentales. Los cristianos tenemos la obligación de defender esa dignidad, ya que por esa dignidad la persona es un valor en sí mismo, y por sí mismo y como tal exige ser considerado y tratado. Y al contrario, jamás puede ser tratado y considerado como un objeto utilizable, un instrumento, una cosa (Juan Pablo II). También porque estamos destinados a defender los derechos de aquellos que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad por diferentes circunstancias, y porque la trata de personas tiene como víctimas a personas sometidas a una situación de gran vulnerabilidad. La biblia contiene gran cantidad de textos en los que se manifiesta la escucha de Dios ante situaciones de esclavitud y cautiverio, y cómo Dios responde a ese grito de quien clama justicia y libertad. (Ex 6, 5: He escuchado los gritos de los hijos de Israel, esclavizados por los egipcios, y me acordé de la alianza”). Nosotros somos los instrumentos de los que Dios se sirve para comprometernos por erradicar éste problema que esclaviza a tantas personas y ayudarles en su proceso de liberación a todos los niveles. Es una realidad sangrante de nuestro mundo. ¿Cómo es posible que siga existiendo? Es una realidad sangrante y creciente. Las causas de la trata son diversas y existen muchos elementos que confluyen para que se siga produciendo éste delito. La trata consiste en la captación de personas en países con unas circunstancias determinadas, generalmente son países pobres, con pocas oportunidades, con apenas posibilidades d educación y formación, con situaciones de desigualdad significativas, gobiernos frágiles y leyes que no garantizan la protección de los derechos, donde tienen lugar conflictos armados, persecuciones, etc. Obviamente ésta es una razón que motiva el que muchas personas quieran salir de esa situación y buscar una vida mejor, lo cual les sitúa en una situación de vulnerabilidad ante quienes se dedican a captar en países de origen. Una vez captadas las personas, son trasladadas a los países de destino donde se les explotará para diversos fines. En España la mayor parte sufrirán explotación sexual, de las que un 90% son mujeres y niñas, y también aunque en menor medida para la explotación laboral, comisión de delitos y mendicidad. Por lo tanto estamos hablando de un problema y un delito que se sostiene gracias a la demanda de servicios sexuales por parte de los varones españoles. Esta es otra de las razones que permiten que en pleno siglo XXI se sostenga una industria de la esclavitud. En éste negocio, muy lucrativo por otra parte, también intervienen todos aquellos que hacen posible que el producto esté disponible para el cliente. Un entramado de redes mafiosas perfectamente estructuradas y organizadas, en países de origen de las víctimas, de tránsito y destino, cuya meta es ganar cantidades ingentes de dinero a costa del sufrimiento y la explotación, sin considerar en absoluto el valor de las personas ni su dignidad. Es usted la directora de la sección de trata de la Comisión Episcopal de Migraciones, ¿qué acciones se llevan a cabo desde esta institución? La Sección de Trata de Personas, integrada en la Comisión Episcopal de Migraciones, tiene establecidas varias líneas de trabajo que tienen como meta la lucha contra la trata y el acompañamiento a las víctimas. Somos conscientes, y así nos lo dice el papa Francisco, de que estamos ante una realidad invisible ya que existe mucha ignorancia sobre esto. Es una realidad invisible que se invisibiliza, y cada uno de nosotros lo tenemos más cerca de lo que pensamos, pero muy pocos se dan cuenta de ello. Por ello uno de los ejes de trabajo de la Iglesia es visibilizar, sensibilizar y concienciar sobre éste problema, a través de un elenco de actividades y acciones, que se complementan con la creación de material de sensibilización que ponemos a disposición de las diócesis. Otro de nuestros ejes de acción es la prevención. Creemos que es fundamental realizar éste trabajo de sensibilización de forma especial con los más jóvenes, con los adolescentes, que promueva una educación afectivo-sexual sana y fundamentada en valores que respeten la dignidad de la persona y se desarrollen en igualdad. Para ello hemos creado recursos para trabajar en los centros educativos y en los grupos parroquiales de jóvenes y catequesis. Como Iglesia, trabajamos en red y coordinadas con todas las entidades eclesiales que de una forma y otra acompañan y protegen a las víctimas y luchan por erradicar la trata: Caritas Española, CONFER, Justicia y Paz, Fundación Cruz Blanca, Fundación Amaranta, Villa Teresita, Oblatas del Santísimos Redentor, etc. Participamos y colaboramos en todas aquellas acciones que se lleven a cabo también por redes o entidades de la sociedad civil, así como la administración pública. Además de las redes a nivel nacional, participamos también en los Encuentros del Grupo Santa Marta, donde tenemos la posibilidad, además de conocer el trabajo que se realiza en muchos países por entidades de la Iglesia y la policía, de crear vínculos con la Iglesia de los países de origen y de tránsito, lo cual facilita el trabajo conjunto de cara a abordar nuestros objetivos. Motivamos desde la sección la creación de equipos diocesanos que trabajen todos éstos aspectos a nivel local, y atendiendo la realidad concreta que cada diócesis presenta. Organizamos vigilias de oración y elaboramos propuesta de actividades y material para la reflexión con motivo de la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata, 8 de Febrero Santa Josefina Bakhita, que nos permite el acercamiento de ésta realidad a la comunidad cristiana. Acudimos a Colegios e institutos para impartir charlas formativas sobre ésta realidad, y allí donde se nos pide y requiere. Visitamos proyectos en las diócesis con el objetivo de conocer los recursos de atención y acompañamiento a las víctimas, apoyando su trabajo y favoreciendo el trabajo en red también a nivel diocesano. Estamos en plena celebración de la Navidad, época para muchos de fiesta y desenfreno, ¿es también una época más propicia para la trata, el comercio sexual, el maltrato? ¿Es otra cara de la fiesta en la que celebramos en Amor de Dios hecho carne? Sin duda que ésta es otra cara de la fiesta. Hemos de tener en cuenta que en los últimos años, la demanda de sexo de pago se ha incrementado considerablemente entre los más jóvenes, pasando a ser una forma más de diversión para los fines de semana. Es una cuestión de dinero y de poder; el que tiene dinero tiene el poder de dominar las relaciones y de divertirse a su capricho. Estas fechas navideñas no van a ser ninguna excepción en éste estilo de ocio, por llamarlo de alguna manera. Pero no solo la navidad, sino cualquier motivo que lleve aparejado una celebración traerá consigo fácilmente ésta forma tan particular de “celebrar”. Posiblemente estas fechas tan significativas y entrañables para muchos, sean por muchos motivos las más dolorosas para todas aquellas personas que se viven esclavizadas y explotadas. No sé si será la otra cara de la fiesta, pero sí me parece que la Navidad es una oportunidad para, como Iglesia y Cristianos, pararnos un poco y reflexionar sobre lo que realmente significa la encarnación. Porque Dios se ha hecho carne para liberar a quienes viven esclavos, y su encarnación adquiere rostro de persona sufriente que clama a nosotros y nos interpela, para que nos dejemos liberar liberando a quienes nos piden ayuda.