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3 de abril, Día de la Misión Diocesana

Publicado: 23/03/2011: 1916

En 2011 se cumplen 25 años de la Misión Diocesana en Caicara del Orinoco y 57 de cooperación ininterrumpida entre la diócesis de Málaga y Venezuela. En la segunda mitad del siglo pasado Pío XII pidió a los obispos y sacerdotes de España que respondieran generosamente a la escasez de clero en Hispanoamérica. Málaga fue fiel a esta petición y el 5 de diciembre de 1954, don José Mª Campos Giles y don Rafael Pérez Madueño partieron para Ciudad Bolívar. Eran nuestros dos primeros misioneros.

La llegada de estos sacerdotes no pasa inadvertida y el obispo de Cu-maná solicita sacerdotes para su Seminario. Don Juan López Albanés y don Alfonso Rosales marchan en 1955. Y durante 30 años, Málaga envía 33 sacerdotes a varias diócesis del oriente venezolano. Ellos obedecen. Algunos aún permanecen allí.

COOPERACIÓN

A partir de 1984 comienza a gestarse el proyecto de una misión diocesana. El presbiterio de Málaga lo estudia, aprueba y titula: "Acuerdo fraternal de cooperación apostólica entre la Archidiócesis de Ciudad Bolívar y la Diócesis de Málaga". El 19 de octubre de 1986, don Ramón Buxarráis entrega el crucifijo de misionero a los sacerdotes José Pulido, Agustín Zambrana y Manuel Lozano, que son enviados a Caicara del Orinoco, donde encuentran un territorio inmenso con unos 45.000 criollos y 15.000 indios. Y, allí, gra-cias a estos tres misioneros y a los sacerdotes Antonio Collado, Juan Manuel Barreiro, Fernando Jiménez Villarejo, Eladio Ocaña, Amalio Horrillo, Manuel Arteaga, Antonio Domínguez y Juan de Dios Báez, Málaga ha mantenido durante 25 años su misión diocesana. Hoy, la población se ha duplicado. 

En el informe resumen de estos 25 años, don Manuel Lozano nos ha contado que, además de los 11 sacerdotes diocesanos, trabajaron en la Misión los laicos malagueños: Juanmy y Pili, Emilio Daniel y Laura, Felícitas y Fco. Javier, alias, “Wachy”. 

Que allí vive el padre Gonzalo Tosantos, entregado a los indios panares, y tres comunidades de religiosas de vida activa. Que se han construido 28 iglesias-capillas y han recibido el Sacramento del Orden cuatro jóvenes: tres presbíteros y un diácono. Que 10 muchachas han ingresado como religiosas. 

Que se retransmiten programas de radio y han puesto en marcha un centro donde se educa a jóvenes en diversos oficios. Que han construido una escuela para jóvenes con ayuda de la cofradía malagueña de La Pasión, y salones de formación y usos múltiples, con la colaboración de la Unesco y de Manos Unidas. Que se han construido puentes para facilitar el transporte en comunidades indígenas. Y, hoy, con más de cien catequistas y evangelizadores, nuestros misioneros se multiplican para atender esta parcela del pueblo de Dios. Que en estos años se han bautizado más de 25.000 personas y han recibido su primera comunión 13.000. 

LA OBRA ES DE DIOS

Por eso, Manuel cuenta que, aunque es un hombre de fe, si a él le hubiesen afirmado cuando llegó por primera vez a Caicara, que después de unos años iba a ver lo que está viendo, no lo hubiera creído. Yo sé lo que había y sé lo que hay ahora. La obra es de Dios y mucho más grande de lo que podamos imaginar… Pero Dios cuenta con nosotros y este crecimiento ha sido plantado y regado con el sudor y esfuerzo de un gran número de sus sacerdotes durante más de 56 años en tierras venezolanas. Algunos de los cuales dejaron allí su vida. 

También recuerda que sus necesidades más urgentes son sacerdotes y coches. Sacerdotes, porque esta archidiócesis, con una extensión de media España, sólo tiene 27 curas. (Es decir, nuestros tres misioneros hacen el 11,11% de todo el clero de aquella diócesis.) Y coches, porque son sus pies en estas inmensas distancias y malas carreteras.

Por último, habla de la alegría y del ánimo que han recibido con la visita de don Jesús, nuestro Obispo. Ha sido una gracia que les ha acrecentado el espíritu que recibieron de una diócesis misionera.

Agradecen a don Jesús Catalá y a don Antonio Collado los días que han pasado con ellos y, a todos los malagueños, la ayuda espiritual y económica que les prestan. Gracias, dicen; sin vuestra colaboración, el fruto nunca habría sido el mismo. Gracias, Málaga misionera.

Artículo de Lorenzo Orellana, delegado diocesano de Misiones para la revista "Diócesis"

Autor: diocesismalaga.es

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