El Obispo de Málaga, Monseñor Dorado Soto, ha señalado en su última carta pastoral titulada: María, entrañada en la fe de nuestro pueblo, que el amor y la devoción a la Madre de Cristo “están profundamente arraigados en el corazón de nuestro pueblo , como se pone de manifiesto en la abundancia y variedad de celebraciones populares a lo largo del mes de Mayo.”

El prelado malacitano recuerda que “empezando por la capital, en la que son muy numerosos los grupos que peregrinan, cada tarde, al santuario de Nuestra Señora de la Victoria” muchos son los malagueños que acuden a poner ante la Madre de Cristo “las alegrías y las penas, la gratitud y la confianza que embarga sus corazones de hijos.”