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Mons. Mazuelos: «La verdadera libertad de la mujer sería tener una alternativa al aborto»

José Mazuelos, obispo de Canarias
Publicado: 23/01/2023: 17125

Defensa de la Vida

Del 5 al 10 de febrero se celebrará la segunda tanda de los Ejercicios Espirituales para el clero malagueño que serán dirigidos por el obispo de Canarias, Mons. José Mazuelos. Con motivo de su próxima visita a nuestra diócesis, hemos querido conocer su opinión sobre temas de actualidad. El también presidente de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida de la CEE, habla sin tapujos sobre la imposición ideológica frente a la verdad.

El tema del aborto está siendo utilizado como arma política tras la polémica en Castilla y León ¿Qué piensa usted?

Creo que hay muchas incoherencias y muchas falacias. Para mí es vomitivo ver que ya no se plantea el derecho a la vida sino el derecho al aborto. El respeto a la vida es una píldora que hay que tragarse entera. La vida humana lo es desde su comienzo, y hay que respetarla. Pero aquí parece que si uno defiende el aborto ya no es progresista, ya no va con los tiempos y atenta contra la mujer. 

El aborto se presenta como un ejercicio de la libertad de la mujer cuando lo que ponen en peligro estas leyes es, precisamente, su libertad. Lo que pasa es que eso duele. Tendríamos que ver si tantas mujeres que abortan lo harían si se les ofrecieran todas las prestaciones que deberían tener como madres. Por eso les da pánico a muchos ofertarlas y crear un camino de libertad para ellas, porque muchos abortos no se llevarían a cabo. Lo que pasa es que aquí está la imposición de la llamada "interrupción voluntaria del embarazo" como un logro humano cuando es una barbaridad. En el futuro, por desgracia, tendremos que arrepentirnos de estas decisiones. 

Para informar de las consecuencias del tabaco, se obliga al consumidor a ver imágenes duras cada vez que compra una cajetilla, pero sobre las imágenes del aborto hay una especie de censura. ¿Qué opina? 

Se quiere imponer el aborto a las menores que no tienen capacidad de decisión y venderles que eso es un derecho y un logro que estamos alcanzando, cuando es una mentira, porque un aborto no es como ir a tomarse un helado. Un aborto es una operación. Un aborto puede tener complicaciones físicas y psicológicas. Por eso, hay que informar.

Habla usted con conocimiento de causa, pues fue cocinero antes que fraile. Y es que ejerció la medicina antes de entrar en el Seminario, ordenarse sacerdote, doctorarse en Moral y llegar a obispo. ¿De qué complicaciones informaría, como médico, a una mujer que quisiera someterse a un aborto?

Que podría sufrir una perforación de útero, que es posible que se quede estéril para toda su vida, que podría tener unas metrorragias impresionantes, infecciones... De todas estas cosas hay que informar a las personas, pero aquí parece que animalizamos a la gente. Preferimos taparles los ojos para poder así imponerles una ideología. Una ideología, siempre al servicio de los más poderosos. Habría que ver, detrás del aborto, ¿qué multinacionales hay y qué intereses económicos esconden? Eso nadie nos lo dice. 

Con la facilidad de acceso a la información de nuestros jóvenes, es curioso que muchos estén convencidos de que un embrión o un feto en el seno de una mujer no son una vida humana...

Sobre todo, cuando la ciencia dice todo lo contrario; pero así se va creando una opinión a favor del aborto. Ese es el problema, que hay una imposición ideológica que dicta que hay que esconder la ciencia, que hay que esconder la verdad. Es pura manipulación. A nuestra sociedad se le llena la boca hablando de democracia. Yo haría una invitación a ser verdaderamente demócratas abriendo caminos de libertad y de respeto a la dignidad e igualdad de toda vida humana. Pero, para poder elegir, para ser libres, hay que conocer. Que conozca todo el mundo en qué consiste un aborto y luego, que cada uno decida en libertad. Es el mismo problema que hay con la eutanasia: ¿que hay libertad a la hora de elegir la eutanasia? No, mire usted, no me engañe, no hay libertad. Cuando haya cuidados paliativos para todo el mundo, hasta en el último pueblo, y se garantice a la persona que no va a sufrir (porque la medicina controla hoy todos los dolores físicos), entonces usted me propone la eutanasia. Pero usted está usando la eutanasia como una vía de escape frente a los cuidados paliativos, porque es más económico. Siempre es mejor no darle una plena alternativa de libertad a la persona. Se me asemeja a los animales a quienes, para llevarlos al matadero, los van metiendo en un túnel y les van abriendo las puertas para que lleguen sin remedio a donde tienen que llegar, pero no me digan que ellos van libres.

¿Y qué le parece que el Tribunal Constitucional haya decidido pronunciarse sobre el recurso a la ley del aborto precisamente cuando el Gobierno acaba de forzar su renovación provocando un vuelco de la mayoría a favor del sector denominado "progresista"?

A algunos de nuestros políticos les interesa poco el bien común, el bien de la persona. Les interesan poco los más pobres, los más débiles. Lo que quieren es imponer una ideología, porque están al servicio de un nuevo orden mundial, no están al servicio del pueblo. Hacen lo que marca el neocapitalismo salvaje, eso sí con la bandera del progresismo y de la izquierda. 

Desde la Conferencia Episcopal se acaba de hacer público un "Instrumento de trabajo pastoral sobre persona, familia y sociedad que se ofrece a la Iglesia y a la sociedad española desde la fe en Dios y la perspectiva del bien común". ¿En qué consiste y cuál es su objetivo?

Este documento advierte de que se está imponiendo un pensamiento único, un nuevo orden mundial, y trata de ser una llamada a tantos intelectuales a desempolvar la razón, ahora que acabamos de celebrar el funeral de Benedicto XVI. Necesitamos que aparezcan pensadores, sabios y profesionales que piensen, que sean capaces de poner sobre la mesa esa razón y decir: "¡basta ya! Ya está bien de manipulación, ya está bien del borreguismo al que estamos sometidos". La Conferencia Episcopal quiere aportar una luz antropológica, unas vías de estudio, para profundizar en la razón, en la verdad humana, en la familia... No podemos quedarnos de brazos cruzados ante esta deconstrucción social a base de progresismo que no busca el bien común. Con la Ley Trans, por ejemplo, cuántos sufrimientos para tantas familias, tantos adolescentes, cuántos tratamientos irreversibles... Aunque parezca anestesiada, la sociedad, en el fondo necesita un impulso para decir: "¡hasta aquí hemos llegado! ¡no estamos de acuerdo con esto!". Para la ideología de género, todo aquel que se manifiesta en contra, rápidamente no es demócrata o es homófobo. O estás conmigo o estás contra mí. En una democracia hay que dialogar, hay que profundizar desde la razón. A eso viene este documento: a despertar y a intentar abrir un diálogo, una reflexión que busque realmente, la verdad, el bien y la dignidad de toda persona humana. 

¿Cómo defender la verdad sin ser caricaturizados como la Iglesia contraria a todo?: "No hagan esto, no hagan aquello..."

Habría que preguntarle a las madres y a los padres que están sufriendo la Ley Trans. Tendríamos que preguntarles a las mujeres que han sufrido las consecuencias de abortar, que se han visto obligadas a abortar porque no les han dado las prestaciones que tendrían que darse a las madres. Tendríamos que preguntarles a todas esas familias si la Iglesia está en contra de ellas. Lo que pasa es que es muy bonito usar a la iglesia para imponer una ideología. Yo recuerdo siempre a Miguel Delibes, que nadie pone en duda su progresismo y su mentalidad de izquierdas, que decía que es una barbaridad presentar el aborto como un progreso. Eso no es progreso, es regreso. Eso es regresión humana. Cada vez que la sociedad, a lo largo de la historia, se ha planteado si ciertos seres humanos tienen dignidad o no, ha metido la pata. Cuando nos planteamos si los negros tenían dignidad: malo. Cuando nos preguntamos si los judíos tenían dignidad: malo. Ahora hablamos de la dignidad de los niños con tres meses de gestación, pero no es así, porque a los que tienen síndrome de Down se les puede abortar hasta los cinco meses y medio ¿Por qué? ¿Porque es síndrome de Down? ¿Y usted me habla de igualdad? Esto no es igualdad. Esto es una injusticia de las más grandes que hace que muchos políticos hayan perdido para mí toda coherencia y toda autoridad para hablar. 

El próximo mes de febrero será de nuevo, para la comunidad cristiana, el mes de la familia. ¿Qué se pretende?

Es nuestra particular forma de plantear esa libertad. Ya que todo el mundo hace su propuesta de familia, también nosotros tenemos la nuestra. Nosotros pensamos que el matrimonio es posible, que es posible que el amor humano pase al amor divino; creemos que la gente, a pesar de todas estas manipulaciones, siguen añorando la familia. De hecho, sigue siendo la institución más valorada y hemos superado las crisis gracias a que la familia ha estado ahí.

Por eso queremos que se siga trabajando a nivel político a favor de la familia y, al mismo tiempo, que el matrimonio cristiano aparezca como una ayuda y como una luz para aquellos que quieran.

Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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