El mismo exhibe un cuadro del Señor en el pasaje del Ecce Homo, por lo que aparece sedente y revestido con el manto y atributos con los que la soldadesca lo atavió para burlarse de quien declaraba ser “rey de los judíos”.

Que entre tantas obras pictóricas de calidad como contiene la Catedral sea precisamente ésta, tan modesta, la que se ha destacado de tal forma, indica que la misma posee cierta notabilidad. Efectivamente, muchos años antes de que la imagen de Jesús Cautivo se venerara en la Trinidad, ya contaba allí con mucha devoción esta ingenua pintura del Señor.

En origen, era propiedad de uno de los vecinos de aquel castizo barrio, que la tenía entronizada en su casa. Con fama de milagrosa, hasta allí acudía mucha gente pararezarle y llevarle todo tipo de ofrendas. Al fallecer el propietario del cuadro, hacia la segunda mitad del sigloXIX, se supo que su voluntad era que fuese entregado a la iglesia Catedral, para que el Cabildo cuidase de su culto.

Al parecer, los herederos del donante pretendieron retener la imagen, pero finalmente se consiguió trasladarla y situarla en el lugar que hasta el día de hoy ocupa. Todo ello se hizo por el denuedo de RafaelCalmarino Salas, beneficiado y sacristán mayor catedralicio, a quien los canónigos otorgaron permiso paraque dispusiese al respecto.

Durante mucho tiempo, se conservó la devoción popular hacia esta ingenua pintura, muestra de lo cual sonlos exvotos de metal que los fieles colgaban como testimonios de las gracias recibidas y que, como en los demás altares de la basílica, se ordenaron retirar llegados los aires provenientes del Concilio Vaticano II.

Por Alberto Palomo