DiócesisComentario al Evangelio Comentario al evangelio de la solemnidad de Pentecostés Fano: Espíritu Santo, fuego y viento, fuente de energía renovable y renovadora Publicado: 28/05/2020: 14842 Encarni Llamas, periodista y bachiller en Ciencias Religiosas, ayuda a profundizar en el evangelio de este domingo. Cerramos hoy el tiempo de Pascua abriendo puertas y ventanas. Es Pentecostés, la fiesta del regalo del Espíritu Santo a los apóstoles, los orígenes de la Iglesia y el comienzo de su misión. En palabras del papa Francisco, «el Espíritu Santo constituye el alma, la savia vital de la Iglesia y de cada cristiano: es el Amor de Dios que hace de nuestro corazón su morada y entra en comunión con nosotros». El texto se sitúa al anochecer, con los discípulos “confinados” y las puertas y ventanas cerradas por el “virus” del miedo. Jesús se coloca en medio de ellos y les saluda («paz a vosotros») por dos veces, no por hacerse el interesante, ni por ofrecer solo un saludo cordial, sino para derramar en ellos la paz que les prometió unos capítulos antes. Después se identifica, enseñándoles las manos y el costado, así les queda claro a los discípulos que es el mismo que fue crucificado; y ahí llega la reacción de los discípulos: se llenaron de alegría. Y los envió, acompañados del mejor aliado, el Espíritu Santo. Hoy hace 33 años que recibí por primera vez a Jesús Sacramentado, en la parroquia de la Visitación, en mi querido barrio de El Tarajal. Un detalle inolvidable que recibí ese día fueron unas preciosas postales con los siete “dones del Espíritu Santo”. El sacerdote Alfonso Crespo define así estos dones: sabiduría, saboreo de la grandeza infinita de Dios; entendimiento, o la penetración en sus misterios de vida; consejo, prudencia del sabio: saber hablar y callar a tiempo, y actuar consecuentemente; fortaleza, ante la adversidad y la duda, como fruto de una fe viva; ciencia, medio para descubrir en el poder del hombre el infinito poder de Dios: la creación está al servicio de la persona, imagen de Dios; piedad, contemplación reverencial de Dios, que provoca un inmenso amor por sus criaturas; y temor de Dios, que no es miedo sino descubrir nuestra finitud y la grandeza de Dios: solo Dios es Dios, ¡solo Dios basta! ¡Feliz Pentecostés! Encarni Llamas Fortes Encarni Llamas Fortes es madre de tres hijos. Periodista que desarrolla su labor profesional en la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga. Bachiller en Ciencias Religiosas por el ISCR San Pablo. enllamasfortes Más artículos de: Comentario al Evangelio UN AMOR CERCANO. Comentario al evangelio del domingo de la Santísima TrinidadFRANCISCO CASTRO. Comentario al evangelio de la Solemnidad de la Ascensión del Señor Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir