De la Madre Cándida Benedicto XVI destacó en la ceremonia de canonización su afán de vivir «solo para Dios» y alabó su fidelidad a la misión de educar a los más jóvenes y a la promoción de la mujer. Benedicto XVI ensalzó la humildad y el esfuerzo empleados por la religiosa guipuzcoana, nacida en Andoain, para contagiar a otras hermanas su servidumbre a Jesús, a pesar de contar con escasos medios.

 

En la actualidad, la semilla que plantó la Madre Cándida cuando fundó la congregación de las Hijas de Jesús se ha extendido prácticamente por todo el mundo. La orden religiosa de las Jesuitinas está hoy en día presente en diecisiete países de los cinco continentes.

El Pontífice también recordó la dedicación que tuvo Cándida María de Jesús para volcar su vida en la ayuda a los más pobres a través de la «educación y la instrucción de la niñez y la juventud».

 

Esta hija de tejedores era la mayor de siete hermanas. Desde muy temprano tuvo claro que su camino era el de la solidaridad, el de ayudar a los necesitados, empezando por su propia familia. Viajó a Burgos para emplearse como chica de servicio, trasladándose luego con la familia en la que servía a Valladolid, donde conoció al sacerdote jesuita Miguel José Herranz. Con él, Cándida María de Jesús, que era analfabeta y que apenas hablaba castellano, logró aprender a leer y escribir, e incluso adquirió unos rudimentarios conocimientos de latín. El 8 de diciembre de 1871 creó en Salamanca, junto a otras cinco mujeres, la congregación de las Hijas de Jesús. Fue entonces cuando abandonó su nombre y adoptó el de Cándida María de Jesús.

 

Su compañía se extendió por el resto de España. La vinculación de la nueva santa con Segovia fue desde el principio fuerte y comprometida. Su primera obra en la provincia tuvo lugar en la localidad de Bernardos, donde puso en marcha un colegio, bajo la advocación de la Virgen del Castillo, que fue inaugurado el 29 de septiembre de 1887.  Dos años más tarde, la religiosa creó en la capital del Acueducto un colegio, después de haber recibido la iluminación del Señor, en la iglesia de San Justo, a raíz de las fiestas que se celebraron con motivo de la canonización del beato Alfonso Rodríguez, segoviano de nacimiento, en el mes de enero de 1888.Empezó abriendo una pequeña escuela, primero en la plazuela de la Trinidad, y después, en los terrenos que hoy ocupa el actual colegio, en la calle de San Geroteo, detrás de la Catedral. Más tarde llegarían fundaciones en los pueblos de El Espinar y Coca, así como contactos para otra obra que no llegó a colmo en Cuéllar. Sus estancias en Segovia y La Granja de San Ildefonso fueron constantes. En el Real Sitio conoció a la infanta Isabel de Borbón, con quien entablaría verdadera amistad