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«El olvido de Dios provoca la falta de amor en el mundo»

Publicado: 26/03/2006: 1634

•   Las Jornadas Diocesanas acogen una reflexión en torno a la Caridad

Este fin de semana está previsto que se celebren las Jornadas en las que representantes de todos los ámbitos de la vida de nuestra Iglesia trabajarán en torno a dos grandes temas.

Por un lado, revisarán la labor realizada por la Iglesia de Málaga en los últimos años y pondrán las bases de lo que será la guía de trabajo para el futuro; y, por otro, reflexionarán en torno a la línea de acción que se ha venido estudiando a lo largo del curso pasado bajo el epígrafe: “Apostar por la Caridad”.

Para este último asunto se ha elaborado una ponencia previa, dirigida por el delegado de Pastoral Social, Ramón Muñoz, que toma como base las reflexiones en torno al ejercicio de la caridad por parte de la comunidad cristiana que han elaborado las distintas Cáritas. En las siguientes líneas destacaremos algunas de sus frases más significativas, como la que sirve de apertura de esta página.

Ofrecemos una síntesis de distintas reflexiones elaboradas por miembros de nuestras comunidades, grupos parroquiales, asociaciones y cofradías en torno a la quinta línea de acción del Proyecto Pastoral Diocesano. Es una línea de acción y reflexión que ahora clausuramos y que llevaba por título: “Apostar por la Caridad, apostar por el Evangelio”. Estas frases expresan el sentir del pueblo de Dios y contienen ideas y sugerencias para todos.

La caridad no es una actitud, es Dios mismo

“Si el Amor fuera el centro de nuestra vida, viviríamos como lo han hecho los santos: ‘Pasión por Jesucristo, pasión por el hombre’”.

"A veces, los sentimientos que nos mueven a ayudar a los otros son la autocomplacencia, el sentirnos valorados por los demás, la vanidad... Nuestra actividad no está siempre sustentada en el amor a Dios, lo que provoca que no exista diferencia entre nuestro trabajo y el realizado por cualquier voluntario de una ONG”.

El hombre necesita a Dios

“La consecuencia del alejamiento del hombre de Dios es la falta de amor en el mundo, que se refleja en el creciente egoísmo, individualismo, la insolidaridad y las injusticias sociales”.

“La entrega a los demás es imposible sin ‘ llenarse de Dios’, sin nutrirnos de Él a través de la oración y la Eucaristía.

También es fundamental el soporte de la comunidad cristiana, que nos ayuda y empuja a permanecer en su Amor”.

“Si queremos ser coherentes con el Evangelio, debemos situarnos entre los pobres, solidarizarnos con ellos, analizar su situación con realismo, compartir sus problemas y ayudar en la búsqueda de soluciones, poniéndonos a su servicio con actitud de servicio, con respeto y cariño”

Puede ver el resto de este artículo en el número 443 de la revista Diócesis.

Autor: Revista Diócesis

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