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Semblanza de Rafael Galindo Ordóñez, sacerdote diocesano

Publicado: 18/01/2020: 9706

Damos gracias a Dios por la vida y ministerio sacerdotal de un pequeño cura, que nació en un pequeño pueblo de la serranía de Ronda, Faraján, hace 82 años. Dios nos habla tantas veces desde lo pequeño y por la gente pequeña. El cura de su pueblo vio en el pequeño Rafalito, signos de vocación, lo envió a nuestro seminario, allí conoció la espiritualidad de San Manuel González, sacerdotes hostias. Más adelante conoce la congregación de la misión (los paules) y se va al noviciado en Andújar, con 30 años el día de san Pedro y San Pablo es ordenado sacerdote en la Catedral de Jaén.

En 1974 con 37 años le pide al recién llegado obispo Don Ramón Buxarrais Ventura, venirse a su tierra para ser cura en Málaga, aunque sea un pueblo pequeño, ese año sirve a las comunidades de Olías y Totalán, un año después se encarga de la parroquia de Comares.

Pero será en Cañete la Real donde Rafael pasará 14 años de cura rural, siendo capellán de las madres carmelitas, da catequesis a los chicos del pueblo. Es curioso recordar la anécdota de que, para ilusionar a los chicos, forma una banda de cornetas y tambores; visita a enfermos y atiende también durante un tiempo Serrato, colabora en Almargen y Teba.

En los 90, Rafael es destinado a la parroquia de san Andres en Coín, siendo capellán de las Madres Clarisas, también es párroco de Guaro. Allí estará cinco años con Juan Morales y Paco Molina descanse en paz, formando equipo y fraternidad sacerdotal.

Pero en Antequera hacía falta un cura pequeño para atender realidades pequeñas y es aquí donde Rafael Galindo durante 24 años ha servido a lo pequeño, para que muchas comunidades tuvieran la Eucaristía. Capellán de monasterios contemplativos como las Carmelitas Descalzas y las Agustinas Recoletas de Madre de Dios, vicario parroquial en las parroquias de San Sebastian y el Carmen, párroco en Villanueva de la Concepción, pero sobre todo el capellán de las hermanitas de los pobres, aquí en esta casa y hogar ahora residencia de San Juan de Dios, Rafael ha llevado a Jesús a sus hermanos como aprendió en nuestro Seminario siendo sacerdote hostia.

Gracias Rafael por tu pequeño y gran sacerdocio. Hasta el Banquete Eterno.

Antonio Sosa Mateos, sacerdote diocesano. Arcipreste de San Patricio, párroco de María Madre de Dios (Málaga) y Consiliario de la Acción Católica General de Málaga

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