En los colegios poco a poco se han ido abriendo paso las celebraciones de Pascua y el mensaje de vida que Jesús nos ha dado. Pero este año todo se trastoca y echo de menos oír por las mañanas, en los pasillos del colegio, las mil y una versiones del canto del Aleluya, esas oraciones de la mañana compartidas con los chicos en el aula, de verdad que se hace difícil celebrar solos y mirar con los ojos de la Pascua, cómo hacerlo, dónde podemos buscar, dónde encontrar, a lo mejor no es tan complicado, ni tenemos que darle tantas vueltas para intentar hacer algo llamativo, solamente hay que buscar sencillas señales e interpretarlas en la clave del amor.

Para mí la Pascua se hizo visible cuando a la vuelta de las “vacaciones de Semana Santa”, los chicos vivieron con ilusión sus primeras vídeo llamadas, eso era alegría y comunidad. ¡Qué grandes son nuestros pequeños!