NoticiaTestimonios Francisco José Martínez: «Lo mejor que te puede pasar en la vida es que te llame el Señor a ser cura» Publicado: 15/10/2013: 6973 «Yo sentía que Dios me llamaba, pero no me atrevía a dar el paso de decir: “Señor me fío de ti”. «Yo sentía que Dios me llamaba, pero no me atrevía a dar el paso de decir: “Señor me fío de ti”. Hasta que con 26 años ya no podía callar la llamada Dios y aquí estoy, en el Seminario Diocesano. Cuando me planteaba la vocación no daba el paso por miedo, tenía mi trabajo, mis comodidades, me costó dejar las redes. Además, mi abuela estaba enferma en casa y no quería dejar a mi madre sola. Pero cuando ella falleció, sentí que ya había cumplido mi misión de estar con ella. Entonces pensé: “ahora, Señor, soy para ti”», explica Francisco José Martínez García, que este sábado se ordena como diácono. «La verdad es que el Señor tuvo mucha paciencia conmigo, porque muchas veces pensaba que había gente mucho más preparada que yo para esta labor, que yo era muy poca cosa para ser cura, que tenía muchos defectos y muchos pecados. Pero se impuso la vocación. Entré un poco con miedo, dejé mi trabajo, mis cosas y llegué a un mundo que desconocía. Aunque sentía que el Señor me llamaba, tenía dudas y me planteaba: “Señor, ¿valdré yo para esto?”. Pero me fié de Dios y me tiré a la piscina y pensé: “Señor, si no me ahogo esto es cosa tuya. Han pasado siete años y sigo respirando”, cuenta sonriendo. “Esto no quie- re decir que en estos años del seminario no haya pruebas, momentos difíciles en los que tienes dudas. Momentos de noche oscura, como San Juan de la Cruz. Pero, todo eso es parte de la vocación, el Señor te va probando y trabajando interiormente, de lo contrario sería todo muy fácil. Tiene que haber momentos de cruz y de sacrificio, junto a otros de alegría en los que Dios llena tu vida totalmente, como le pasaba a Jesús: momentos de Cruz y de Calvario y otros de alegría y tranquilidad al estar con los discípulos. Pero en general estoy muy contento, es lo mejor que te pude pasar en la vida, que te llame el Señor a ser cura. No lo cambio por nada. Sabiendo tú, que eres limitado, que tienes muchos pecados y que eres muy poca cosa, pero confiando siempre en Él. Y en que Dios irá trabajando este barro». FIARSE DE DIOS «La sociedad en la que vivimos nos deja un poco sordos a la hora de escuchar la voz de Dios. Pero lo importante es que los jóvenes se fíen de Dios. Porque Él no defrauda y lo que te ofrece, no te lo puede dar nadie más. Es una experiencia tan grande y tan bonita, que no puedes encontrarla en otro lado. A los jóvenes, les diría que Dios nos habla en diferentes momentos de la vida, sólo que hay que estar atento». «Procedo de la parroquia de la Santísima Trinidad de Málaga y a los 13 años entré a formar parte de las comunidades neocatecumenales que hay en la parroquia. Allí fui conociendo la Palabra de Dios y los sacramentos. Cuando terminé mis estudios de administrativo en el colegio de las Hijas de Jesús, en Málaga, conocido popularmente como Gamarra, empecé a trabajar en una asesoría fiscal». Con 33 años recién cumplidos, Paco Pepe, como le llaman familiarmente en el seminario afirma que para él “la ordenación como diácono es la finalización de un proceso. Aunque la formación y la madurez se van adquiriendo a lo largo de toda la vida. La vida del sacerdote es un continuo madurar, un continuo progreso en el que siempre te estás formando. Como decía D. Manuel González: “el seminario es como el horno donde se cuece el pan que luego se da a los demás”. Ahora veo como el Señor me regala el sacramento del orden, para enviarme al mundo, a intentar que el Señor llegue siempre a los demás, porque el protagonista es el Señor. Nosotros somos como un cable transmisor que conecta a la gente con el Señor. Eso es ser cura. El ministerio sacerdotal es un medio, el fin, siempre es el Señor. Si habláramos en términos informáticos de hoy, diríamos que el sacerdote es el que tiene las claves o contraseñas para conectar con el Señor». Autor: Beatriz Lafuente