NoticiaCine La delicadeza, una película para la familia Publicado: 06/07/2012: 2040 El director de cine de la Conferencia Episcopal Española, Juan Orellana recomienda “La delicadeza”. Una película que define como muy delicada, romántica, sencilla y elegante. Según Orellana el film subraya el sentido purificador del sufrimiento, el valor del cariño de la familia y la necesidad de que el amor se cimiente en algo más sólido que una mera atracción: en vínculos y entrega profundos. Es una película para ver en familia. Hay gente formidable que encontramos en el mal momento. Y hay gentes que son formidables porque las hemos encontrado en el buen momento”. La referencia que encontramos en el libro “La delicatesse” a este pensamiento polaco nos declara cuál es el fundamento sobre el que se edifica la historia de la fabulosa obra del francés Stéphane Foenkinos. La película está basada en un libro que ha sido escrito por el hermano del director, David Foenkinos –quien también coopera en la dirección del largometraje-, y que ha conseguido convertirse en un gran fenómeno al lograr una venta de más de 7.000 ejemplares y 10 premios literarios franceses. Ambos hermanos se juntan para elaborar una exquisita comedia romántica de ciertos momentos dramáticos con la que uno puede disfrutar del mejor tono francés. La historia comienza con una mujer, Nathalie (Audrey Tautou), que ostenta una sutil elegancia, una irresistible sencillez y una felicidad envidiable. El tono positivo termina cuando ella sufre inesperadamente la pérdida de su marido; entonces, los agradables primeros minutos se convierten en un escenario gris oscurecido por la irremediable pena de la protagonista. Perseguida por el enamoramiento caprichoso de su jefe de trabajo, los cotilleos de sus compañeros y su aislamiento familiar, Nathalie ahoga su vida en su responsabilidad laboral. Sin embargo, el amor y el reencuentro consigo misma lo halla tras un inconsciente desahogo emocional con un compañero de trabajo, Markus (François Damiens), un sueco de poco éxito social aunque desbordante de bondad y calidez. Stéphane Foenkinos ha trabajado esencialmente para otros grandes directores, como Woody Allen y Terrence Mallick. No obstante, su historia a la cabeza de las cámaras comienza con este gran éxito fílmico junto a su hermano. Es excepcional el tratamiento con el que consiguen exponer las sensaciones así como el radical contraste de emociones y personalidades de los personajes trasladándonos del placer al dolor, de la angustia a la alegría… sin romper en ningún momento con la credibilidad. La narración está muy bien construida, lo que nos permite enlazar las situaciones y adaptarnos adecuadamente a los personajes, y acentúa su interés por mostrar la interioridad de los protagonistas con intervenciones de sus pensamientos en voz en off, lo que nos permite viajar de la realidad al corazón de los personajes. La música francesa que nos acompaña está en boca de la artista francesa Emilie Simon, cuyas letras declaran el valor sentimental que prima en momentos claves. Los planos, así como el color y la luz elegidos para cada fotograma nos transmite la idea fundamental que envuelve a los protagonistas: delicadeza. La capacidad de Audrey Tautou de ofrecer a sus personajes un tono misterioso, dulce y elegante nos facilita el acercamiento a Nathalie. Sin embargo, la empatía del espectador recae sobre Francçois Damiens, que trabaja una interpretación de lo más sencilla pero desbordante de nobleza y bondad; es un hombre que a primera vista carece de valor pero es quien recoge el testigo de la entrega verdadera, lugar donde uno puede hallar lo mejor de uno mismo. Marta García Outón Autor: Pantalla 90