«Los niños son la alegría de las parroquias»

Son muchos los niños que comienzan a ir a misa cuando están en el vientre de su madre. En los primeros años de vida son un poco ruidosos, pero, como afirma más de un párroco: «los niños son la alegría de las parroquias». Cuando llegan a la adolescencia, muchos de ellos dejan de ir a misa sólo porque los llevan sus padres, y empiezan a descubrir otros motivos, unos para ir, y otros para dejar de ir.
En los anteriores encuentros han participado una media de 70 chicos y chicas, de entre 10 y 18 años, que realizan el servicio de monaguillo en diversas parroquias de la diócesis.
EL PAPA MONAGUILLO
El pasado verano, el papa Benedicto XVI, que también fue monaguillo hace más de 70 años, se dirigía a los monaguillos con las siguientes palabras: “vosotros ya sois apóstoles de Jesús. Cuando participáis en la liturgia realizando vuestro servicio del altar, dáis a todos un testimonio”. Y ese testimonio se transforma, en muchas ocasiones, en padres que retoman su fe. Según Javier Guerrero, “hemos tenido la experiencia de algunos padres que retoman el contacto con la Iglesia alentados por sus hijos. Cuando comienzan la catequesis, empiezan a colaborar en la parroquia como monaguillos y, muchas veces, la insistencia de los pequeños para que sus padres «los vean de monaguillos» hacen que éstos se reencuentren o conozcan a la comunidad parroquial donde sus hijos colaboran”.
Algunas de las tareas más importantes que realizan los monaguillos son la atención al servicio del altar durante la Eucaristía y la ayuda al sacerdote o al diácono durante las diversas celebraciones litúrgicas. Pero existen otras muchas tareas en las que los más pequeños se implican, y con las que ayudan a los mayores a recordar que al Señor le gustaba que los niños se acercaran a Él, y no le molestaban sus algarabías.
LA DINÁMICA DEL DÍA
El encuentro se celebra en el Seminario Menor Diocesano. Los participantes realizan actividades catequéticas, lúdicas y educativas que tienen relación con el servicio que desempeñan siendo monaguillos, con los sacramentos, o con algún tema de formación elegido para la ocasión.
Comienzan a las 10,30 de la mañana con la presentación del encuentro y de los participantes, después realizan una “gymkhana” sacramental (una especie de juego de pruebas sobre uno de los sacramentos) que termina con un rato de oración. Después almuerzan juntos, comparten un rato de juegos y terminan con una explicación de lo que son las experiencias vocacionales del Seminario Menor y Sicar.
Lucas ya forma parte de la misma comunidad cristiana en la que comparten la fe sus padres. En las celebraciones, comparten su experiencia de fe y Lucas ha empezado a compartirla también con los demás. Los adultos no salen de su asombro al escuchar a Lucas, pues su experiencia les hace pensar a todos.
Lucía está en un colegio de la Fundación Diocesana de Enseñanza. Pronto recibirán la visita del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, que es el presidente de la Fundación, así que llevan semanas preparándolo todo.
El párroco de Antonio lo invitó a que fuese monaguillo, porque la misa “le aburría”. Y ahora es Antonio el primero que llega a la iglesia, casi antes que el párroco, porque “soy el que mejor se entera de todo lo que ocurre en misa, el que está más cerca, y tengo una tarea que hacer”.
Ángeles se ofreció en su parroquia para ayudar haciendo pulseras para que se vendieran en la tómbola en favor de Manos Unidas. Gracias a ella, y a otros chavales más, su parroquia recogió un buen donativo que ha destinado a un proyecto de desarrollo.
Los niños que recibirán este año la Primera Comunión en una parroquia de la diócesis han recibido en estos últimos días el escapulario de la Virgen del Carmen y el crismón o signo de la Cruz de Cristo. Y se han comprometido públicamente a proclamar el Evangelio.
Reportaje de Encarni Llamas en la revista Diócesis
Autor: diocesismalaga.es