NoticiaAño de la Misericordia Todo un año para ser misericordiosos como el Padre Puerta Santa de la catedral de Málaga · Autor: S. FENOSA Publicado: 10/12/2015: 10136 Este domingo, a las 11.00 horas, comienza en la iglesia de San Agustín la solemne ceremonia de apertura de la Puerta Santa del Año Jubilar de la Misericordia presidida por el Sr. Obispo. Tras una oración, los fieles peregrinarán hasta la Catedral, el primer templo en el que se podrá ganar la indulgencia plenaria a lo largo del año. Hasta el 20 de noviembre de 2016, los fieles son invitados a vivir un año de gracia y a ser “misericordiosos, como el Padre”. ¿Cómo ganar las indulgencias? El decreto del Sr. Obispo recoje las condiciones por las que «se puede lucrar durante el Jubileo la Indulgencia plenaria de la pena temporal por los propios pecados o en sufragios de las almas de los fieles difuntos». Los fieles debidamente arrepentidos deben cumplir las condiciones acostumbradas de confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Sumo Pontífice. La indulgencia plenaria podrá alcanzarse en los días de la apertura del Jubileo de la Misericordia y de la clausura del mismo; y también en los domingos de Adviento-Navidad y de Cuaresma-Pascua, visitando el templo parroquial o cualquier otro templo abierto al culto. Asimismo, podrá ganarse en los templos señalados (la Catedral y los que aparecen al pie de esta página), cada vez que se visiten, realizando los actos devocionales acostumbrados, y participando allí en alguna celebración sagrada o, al menos, se detengan en un tiempo de recogimiento meditando la Palabra de Dios y concluyendo con la profesión de fe en cualquiera de sus formas legítimas y el rezo del Padrenuestro por las intenciones del Papa. Otros templos donde ganar el Jubileo, aparte de la Catedral - San Sebastián de Antequera. Misas a diario: 9.30 y 19.00 horas. Festivos: 9.30, 12.00 y 19.00 horas. - Santa María de la Encarnación La Mayor de Ronda. Misas domingos y festivos: 13.00 horas. - Sagrado Corazón de Melilla. Apertura: de 8.30 a 13.00 y 18.30 a 20.30 horas (diario). De 9.00 a 13.00 horas, los festivos. Reconciliación Para que todos los fieles puedan acceder fácilmente al sacramento de la penitencia, el Sr. Obispo pide a los sacerdotes «que estén disponibles para administrar este sacramento y den a conocer los horarios de confesiones» y que se organicen celebraciones penitenciales comunitarias. Este Año Santo pretende acercar a todos a la misericordia de Dios, por lo que el Santo Padre Francisco, recoge el decreto, «ha facultado a todos los sacerdotes para absolver las censuras reservadas al obispo» (como en caso de aborto provocado). «Además, nombrará algunos sacerdotes, llamados “Misioneros de la Misericordia”, que tendrán la facultad de absolver incluso las censuras reservadas al Sumo Pontífice». ¿Qué es un Jubileo? En la tradición católica, el Jubileo es un gran acontecimiento religioso. Es un año para la reconciliación, la conversión y la penitencia sacramental. Sus orígenes se remontan al Antiguo Testamento. El Jubileo es un tiempo de gracia destinado a promover la santidad de vida. Durante el Año Jubilar la Iglesia concede la indulgencia plenaria, que es una gracia que ayuda al cristiano a hacer camino con la voluntad de convertirnos y reconciliarnos con Dios. Junto a toda la Iglesia Este Jubileo, proclamado por el papa Francisco, fue convocado mediante la Bula “Misericordiae Vultus”. En ella, expresa el Sr. Obispo en el decreto para a celebración del jubileo en Málaga, «se encuentran los motivos por los que el Papa abre para la Iglesia universal este Año Jubilar, en el que encomienda a la Iglesia y a la humanidad entera, esperando que la Santísima Trinidad derrame su misericordia como el rocío de la mañana». Para entrar en el corazón del Evangelio En el decreto, el Sr. Obispo anima a realizar peregrinaciones a los lugares jubilares, «significando que la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio». En cuanto a los fieles que por graves motivos no puedan participar de las celebraciones jubilares, como es el caso de los enfermos, ancianos, monjas de clausura, encarcelados, etc., el decreto recoge que «podrán lucrar la Indulgencia Plenaria con las mismas condiciones, si realizan las condiciones acostumbradas en los lugares donde se encuentran». Igualmente, se exhorta a llevar a cabo “obras de misericordia corporales y espirituales, para despertar nuestra conciencia ante el drama de la pobreza material y espiritual; y para entrar cada día más en el corazón del Evangelio”.