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70.000 niños morirán en tres días

Publicado: 20/09/2010: 689

Del lunes al miércoles de esta semana, tiempo que dura la Cumbre de los Objetivos del Milenio, según la organización Save the Children, perderán la vida 70.000 niños, la mayoría a causa de enfermedades tratables o prevenibles como la neumonía, la diarrea o la malaria.

De los  ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio con los que se comprometieron los líderes mundiales en el año 2000, los objetivos 4 y 5 –referidos a la mortalidad infantil y materna- son los que más lejos están de cumplirse mientras los gobiernos no se centren en  acabar con las barreras que impiden el acceso a los niños con menos recursos a la atención médica y nutrición que aumentarían sus posibilidades de sobrevivir.  

Esta cumbre debió concebirse como una oportunidad única para que los líderes mundiales hagan un severo ejercicio de autocrítica, porque a cinco años vista de la fecha fijada para el cumplimiento de estos Objetivos.  Y sin embargo, detrás de las buenas palabras todo indica que los progresos son desiguales y que los objetivos no se van a conseguir.  

Y aunque esta cumbre es una nueva oportunidad para la esperanza, una sola vida merece todos los esfuerzos, la pregunta surge rápido:  ¿por qué no se actúa? ¿qué es lo que está fallando? Los gobiernos han mostrado sobrada agilidad y determinación para intentar sanear agujeros bancarios y sin embargo no parecen tan decididos a resolver la financiación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en orden a su cumplimiento. ¿Da igual que los niños se mueran? ¿No son productivos?

Los Objetivos de desarrollos del Milenio nacieron en una etapa de optimismo generalizado, con la llegada del nuevo milenio y ahora el año 2015 está a la vuelta de la esquina. Sólo queda un lustro para que la humanidad se muestre a sí misma su determinación y capacidad para superar, de manera significativa, las realidades de pobreza, exclusión y carencia de derechos en la que viven millones de personas.  Mientras tanto nos quedarán los esfuerzos tímidos de algunos gobiernos, la decisión de organizaciones católicas como Manos Unidas, premio príncipe de Asturias a la Concordia en su lucha contra el hambre o la determinación personal que nos lleva a aportar nuestro granito de arena a una situación difícil y dramática como es el hambre en el mundo. 

Autor: diocesismalaga.es

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