NoticiaCelebramos Todos los santos y santas que nos preceden en el cielo Canonización en la Plaza de San Pedro. FOTO: CUSTODIA.ORG Publicado: 01/11/2024: 2844 Solemnidad El primer día de noviembre, la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de Todos los Santos que están con Cristo en la gloria. Algunos son conocidos, pero otros son personajes anónimos que, con su ejemplo de vida iluminaron el camino hacia el cielo de quienes los conocieron. Celebramos que nos preceden en el cielo y que, en comunión con ellos, caminamos en la dirección que nos marcaron. En el magisterio de Francisco, llama la atención su explícita referencia a los “santos y santas”. No es una claudicación a la corrección política, sino una continuación de la doctrina que san Juan Pablo II iniciara en Christifideles Laici (1988) donde afirmaba que «es del todo necesario pasar del reconocimiento teórico de la presencia activa y responsable de la mujer en la Iglesia a la realización práctica. Y en este preciso sentido debe leerse la presente Exhortación, la cual se dirige a los fieles laicos con deliberada y repetida especificación «hombres y mujeres». Y es que la santidad es una llamada para todos, todos, todos... y todas. Oración de Gustavo Adolfo Bécquer a Todos los Santos Patriarcas que fuisteis la semilla del árbol de la fe en siglos remotos, al vencedor divino de la muerte, rogad por nosotros. Profetas que rasgásteis inspirados del porvenir el velo misterioso, al que sacó la luz de las tinieblas, rogad por nosotros. Almas cándidas, Santos Inocentes que aumentáis de los ángeles el coro, al que llamó a los niños a su lado, rogad por nosotros. Apóstoles que echasteis en el mundo de la Iglesia el cimiento poderoso, al que es de la verdad depositario rogad por nosotros. Mártires que ganásteis vuestra palma en la arena del circo, en sangre rojo, al que os dio fortaleza en los combates, rogad por nosotros. Vírgenes semejantes a azucenas que el verano vistió de nieve y oro, al que es fuente de vida y hermosura, rogad por nosotros. Monjes que de la vida en el combate pedísteis paz al claustro silencioso, al que es iris de calma en las tormentas, rogad por nosotros. Doctores cuyas palmas nos legaron de virtud y saber rico tesoro, al que es raudal de ciencia inextinguible, rogad por nosotros. Soldados del ejército de Cristo, Santas y Santos todos, rogad que perdone nuestras culpas a Aquel que vive y reina entre vosotros. Amén