NoticiaColaboración La estrella de los Reyes, una fuente de inspiración Publicado: 04/01/2014: 9989 En Jerusalén, el rey nada sabe, la gente se turba, el rey investiga..., y por fin los encamina a Belén. Ya debió provocarles dudas y sospechas todo eso a los magos, la verdad es que era para dudar si habrían sido unos visionarios. ¿Qué hacer ahora? Ya que han llegado hasta aquí, y pese a las incertidumbres, lo sensato es hacer la última etapa. Y he aquí que la estrella reaparece y “va delante de ellos”. Más que estrella se antoja un globo brillante que les lleva casi de la mano; “y se detiene encima de la casa donde estaba el niño”. Realmente es como un cuento de hadas, pensarían los mismos magos. La caravana se detiene allí ante los admirados ojos de las gentes de Belén. Bajan de sus camellos los señores, y unos esclavos les acompañan con unos cofres en las manos: oro, incienso y mirra (de ahí que ahora los magos sean tres, cada uno con su presente). Y ante aquella familia pobre -y para los vecinos, familia que acaba de llegar, con un niño recién nacido-, aquellos ricos señores caen de rodillas y adoran. Verdaderamente san Mateo se nos ha manifestado un experto narrador que nos gana la atención y nos mete en la aventura. Exactamente fue lo que hizo con sus oyentes judíos para que “vieran” que los gentiles estarían en el Reino de Dios. La Iglesia lo celebra como la Epifanía (manifestación de Dios) a los pueblos paganos: Jesús ha nacido para todos y es Salvador de todos. Me he atrevido a narrarlo así porque el Papa nos está enseñando con datos que vienen de antiguo (Santo Tomás o San Agustín), que la apertura hacia una comprensión más actualizada de la enseñanza de la Iglesia -sin disminuir el valor del Evangelio- ayudará a acompañar etapas posibles de crecimiento de las personas. Autor: Padre Manuel Cantero, s.j.