En pocos meses ha saltado a la fama María Elvira Roca Barea a raíz de la publicación de su libro, que a todos aquellos que amamos la verdad nos ha servido para afianzarnos en ella. Ya era hora de que alguien rompiera la frontera de lo políticamente correcto para, no desde una visión subjetiva, sino desde un estudio profundamente documentado, aclararar aquello que ha permanecido oculto tras la barrera de un mal entendido ecumenismo y de la aversión a todo lo católico y español, orquestado por países de nuestro continente. Pero esta obra es solo un botón de muestra de lo que encierra esta feligresa de mi parroquia, en la que en todas las facetas de su vida aparece la búsqueda de lo bello, lo justo, lo bueno; en definitiva, la búsqueda de la verdad. Y, como ocurrió con el Santo de Hipona, estoy convencido de que la Verdad llevará a muchos al conocimiento más exacto de nuestra historia y, lo que es más importante, de Aquel que es la única Verdad.